De mis aventuras con Roberto.

De mis aventuras con Roberto.

C. Glez

17/10/2019

Me senté en el pupitre de la segunda fila, en actitud tan atenta como modesta.

No pensaba encontrar amigos en el taller de escritura. A priori todos mis compañeros serían rivales; enemigos de la batalla por una oportunidad editorial en un futuro.
Pero Roberto me pidió un folio, demostrando lo despistado que solía ser siempre. «Se había olvidado de su cuaderno en casa», dijo, con elegancia anacrónica.
«¿Quién demonios manuscribe hoy en día?», pensé.

Ese día Roberto y yo vivimos grandes aventuras.

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