Siempre había escrito, le gustaba plasmar sus ideas en su viejo cuaderno. Pero eran solo suyos, sería terrible que alguien leyera sus relatos, principalmente por inseguridad, al pensar que sus historias no eran lo suficientemente buenas. Un día decidió inscribirse en un taller de escritura en su biblioteca favorita. De a poco fue perdiendo el miedo a que otros leyeran sus obras. Una de ellas, llegó al editor de una importante editorial, quien encantado por su relato, quiso conocerla.

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