—Mirad alrededor. Tenéis que encontrar algo que os inspire.

Yo pregunté por el güisqui.

—Hablo en serio —dijo el profe.

—Y yo.

Todos me miraron sonriendo, suponiendo el porqué. Lo confirmé.

—Es que cuando acabo el primer vaso de güisqui, allí al fondo, en el culo del vaso, aparecen perfectamente legibles mis mejores palabras.

Y seguí:

—Y cuando acabo el segundo, las palabras empiezan a desfilar en perfecto orden.

—Pero aquí no bebemos.

—Por eso andáis buscando inspiración “alrededor”.

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