La lluvia simula ser una pasión desbordada
Que recorre las calles y musicaliza mis sueños
En este mediodía de robles amarillos.
Los mágicos gatos que están en los tejados se refugian en las casas
con sus ojos felinos.
Los hombres que pasan sin patria conocida
van mojándose la vida
y a través de sus pestañas, un riachuelo se pierde doblando la esquina.
Amores locos
Mi corazón aventurero clama por salir de vuelo,
Y en mi vano intento por atajarlo
se me ha escapado y te persigue.
Pero tan torpe es y tan obstinado
que fue a dar con la pared de tus desdenes.
Ahora sólo me queda juntar los pedazos.
—
No te acerques, podrías resultar quemado,
traigo fuego en la piel que proviene de mi vientre.
Me esfuerzo en idear paliativos para este ardor,
la chispa que brotó un día continuó creciendo,
y ahora parece dentro de mí un sol.
He guardado silencio y lo he tornado en fantasía,
pero la tentación es más grande que la prudencia.
Puedes irte y consentir que sucumba calcinada
O arrojarte a extinguir con tu lluvia mi incendio.
Salvación
Llegó una voz milagrosa cuando estaba a punto de lanzarse.
La arena resbalaba bajo sus zapatos,
era su cronómetro cada grano que caía.
Esa voz de melodía leve,
como un susurro matutino mariposeando en sus oídos,
fue el preludio de un abrazo.
Un beso fue el retorno.
La resurrección ocurrió justo antes de la muerte.
El precipicio aún está llamando,
pero ellos decidieron otro abismo.
Proposición
Aunque no lo veas,
hay todo un bosque repleto de viandas
que esperan por ti,
hay un húmedo suelo donde puedes deslizarte a tu antojo,
amada víbora cambiante.
Pero desperdicias…
Hay tanta vida habitando en mí,
Sólo para que tú la devores lentamente,
si te doy permiso.
Exploración
Permíteme penetrar el Amazonas de tus ojos
porque voy a guarecerme entre tus brazos.
Aunque piedra fósil sea tu alma
de tantas decepciones profundas,
ahí voy a acampar.
Llevo suficientes provisiones
para quedarme una vida entera.
Seguiré explorando con osado entusiasmo,
poco a poco sin alfanje ni escopeta,
sin prisa,
voy a dominar tu agreste corazón.
Juntos
Esto de quererte es un vicio raro,
el tiempo pasó sobre nuestro amor y lo dejó mal herido,
pero sigue en la batalla como todo buen soldado.
Puede renovarse cada enero después de las uvas,
porque si cada año es una promesa,
¿por qué no habría de serlo cada beso tuyo?
Aún tenemos los libros y la música nuestra,
soñar apenas nos cuesta un boleto de cine.
Aquí estamos todavía, a pesar de las ofensas,
A pesar de mi soberbia y de mis dudas.
Juré no volver a ser la desertora
y tomé este amor como bandera
y escudo de una patria bonachona
que un poco más tarde nos da su recompensa
Esto de amarte es ya mi estilo de vida
Porque no la concibo con alguien diferente,
No es costumbre,
porque la costumbre es ortodoxa.
Esto de querer amarte sin miedos,
de una vez por todas,
me hace libre y me lleva a la tierra –no al cielo-
Estuve volando tanto que me cansé del aire,
y sólo quiero envejecer tendida junto a tu fuego.
En el Jardín del Edén
Muerde esta manzana y verás las delicias que te esperan,
Acércate y percibe su mágico olor,
Muérdela suavemente en honor del placer fecundo.
Aquí debajo del árbol yo tengo el embrujo y tú el encanto
de atravesar los linderos del dolor y los espasmos.
Comprueba que el paraíso está en la serpiente
que surge de nuestros montes lejanos.
Eres mi aperitivo y mi plato fuerte
¿Cómo puede acabarse habiendo tanto?
La Tormenta
Peor que las ganas reprimidas de llorar,
peor que el deseo insatisfecho de jugar
en el espacio cuadrado y sagrado de tu cama, mi lecho.
Peor que un grito o mil voces atropelladas en medio de la noche
Es este silencio.
Esta nube de dudas que se esparce entre nosotros.
Este rayo amenazador que se cierne sobre mi testa.
Pero nada está deshecho aún,
Nada está consumado, aún.
Y este frío amargo me recorre todos los huesos
sin atreverme a mirar al cielo.
Cuando tenga que caer sobre mí la tormenta,
Soportaré de pie y con los ojos abiertos.
Ella
El mito de Sísifo amanece con ella cada mañana,
Tiende las camas, barre la casa.
Desayuno listo, el beso al marido.
Los platos son como la enorme roca subiendo y bajando de la montaña.
Ídem la ropa.
Los niños vuelven de la escuela,
La mesa lista y des-lista en un parpadeo.
Ella quisiera jugar a que es doncella
Y canta: “no tengo edad”…
Puede escabullirse pero la roca pesa y la persigue.
Ayer se convierte en hoy
y hoy espera volver a subir la cuesta mañana.
Hasta que pueda romper el hechizo.
Inmolación
Esa que yo era, ya no lo soy más
Tantos años ha con la venda puesta
Esa que conociste y de quien te prendaste
No vive ya.
Conviene que resucite, bien lo sé.
Pero esa, ya no soy yo.
¿O acaso aquella que fui es la verdadera?
¿Entonces quién es esta intrusa que invade mis días
y malgasta mis noches?
Elige pronto alma mía.
Anda pues, crucifica a la farsante.
La doncella
Algún día habré de perder el olor a huerto recién sembrado
y el aroma a rocío que no oculta mi ropa.
Algún día recordaré con agrado mis manos entre la arcilla,
mejor aún si lo olvido.
Algún día seré y dejaré de ser.
Y la vergüenza se ocultará bajo los taburetes
para dar la bienvenida al huésped que me estimó en el pasado: Yo.
Modestas Reflexiones
Me niego a ser materia rutinaria
Me niego a ser somera.
No da igual que sea de día o de noche,
si es lunes o sábado,
si llueve o si sale el sol,
me niego a sentir indiferencia.
Si las cosas que han de ser finalmente sucederán,
si nada es casualidad, si todo es causalidad.
Si somos los autores pero también existe un plan…
Al final del camino hallar pesadumbre o paz,
quererse ir o desear continuar,
ser una fuente de agua en medio del desierto,
una flor de loto en medio del pantano…
No he descifrado las reglas del juego, pero voy a seguir jugando.
No quiero preceptos ni permisos,
reclamo para mí los días que vivo y los comparto.
El infierno y el paraíso son ahora mismo
“Y no puedo creer que Dios juegue a los dados…”
La sonrisa verdadera
Una cara feliz me reta a examinar la buena vida.
No es común verlas pasear por las calles.
Están siempre en los avisos,
en los mensajes publicitarios.
Donde la vida se hace plena cada vez que compras algo.
Las veo en las pantallas, rara vez en las noticias
Las veo en los carteles, pocas veces en las cantinas.
Esas caras felices y perfumadas
son el sueño de los sedientos de farándula.
La envidia de seres sin esperanza,
la pesadilla del semidiós de los templos.
Sus caras felices me retan a hallar esa sonrisa oculta
y tan verdadera, no vista desde lejos,
entre tanta gente dispersa.
Se ha fugado, y necesito…
es preciso volver a verla.
En un principio…
El dice: me gustas
y mi boca comienza a sudar una olimpiada de mil formas de besar.
El corazón me ordena, recita un monólogo,
juega pin pon, sin rebotar.
El me dice bella y todas las canciones hablan de mí,
Todas las pinturas y las esculturas tienen mi rostro
y todas las estrellas mis ojos,
hasta en las piedras se esculpe mi nombre.
Una copa de vino se queda servida,
y servido el coloquio de los demás,
en frente de todos sucede la huida,
él dice: vamos, y empiezo a temblar.
Su mano en susurro me cuenta un secreto.
Me toma y me lleva como su botín.
Los minutos se sientan a vernos mirarnos.
El clima es perfecto, el principio es el fin.
Todo fluye, no me afano.
Dejaré que sea la tarde quien se angustie y sangre,
cuando la aplaste la noche.
Me asomo al extravío
Me asomo al extravío,
desde la torre conquistada de mi historia.
Tu nombre es vértigo,
tu recuerdo es presencia perpetua en mi biografía.
Me asomo a la nostalgia,
y una riada de ausencias me invaden.
¿De qué me sirven las cartas?
Yo me quedo con tu voz.
La distancia es una trampa.
Donde el amor erige ciudades,
ya el albur creó fronteras.
Estoy poblada de soledad y de añoranzas vencida.
Me asaltan los recuerdos como una lluvia impertinente sobre mi rostro,
marcado de lugares, de momentos.
Me asomo al extravío,
desde mi torre ya ocupada.
Te reservo un recodo, el atisbo de mi ventana.
Espejismo
Este golpe habré de recordarlo,
porque a diferencia de los otros, no duele.
O al menos no me percato.
Es como una tristeza congelada
que empezó su deshielo justo cuando te fuiste.
Y tu silencio apaña ese dolor que se resiste a ser olvido,
Este golpe me recuerda los días radiantes con tu presencia,
una sensación de saciedad,
como el sediento que encuentra un cristalino manantial
en medio del desierto.
¡Qué bello espejismo has sido!
Por eso este golpe no duele más que el porrazo sobre la arena,
tratando de beber el agua.
No duele más que el viento que no se atrapa, en medio de la nada.
No duele amor mío, te juro que no duele.
Este mar que me asfixia…
Este mar que me asfixia
con su eco angustiante de no dejarme avanzar.
Un abrazo sinuoso me retiene y me tiene,
mas no logra fatigarme, aún tengo tanto aire…
Yo navego en su sal, me cobijo en sus algas.
Este mar es tan mío que me desgasta.
Está vivo y llameante, no se deja ignorar.
Desencantos de verde en pasiones ahogadas.
He aquí mi amor flotante, prendido a un madero.
El sol me abrasa los ojos pero no la mirada,
este mar que me asfixia se vuelve torrente.
Combato ventiscas, sobrevivo huracanes.
Va y vuelve,
queda siempre, como son los mares.
OPINIONES Y COMENTARIOS