RESPLANDOR
Desde las colinas
el resplandor del alba
acaricia las copas de los árboles
y atraviesa mi piel.
En este instante
de oquedad del tiempo
tus ojos alumbran mi memoria.
Después de todo, tus manos diminutas
arrastraron el dolor al río
tras la tormenta.
De rodillas en la jaula
veo caer las hojas al vacío
en un suicidio colectivo
sin llanto, esperanzador.
Misterio de estaciones,
de glaciares rotos
nidos sin pájaros
y lluvias a mares.
¿Cuándo llegará la primavera
con sus flores al desnudo
y su despilfarro de
colores
belleza
olores?
OLOR A TI
Mantengo intacto el aroma
de tu pelo, tan único
que puedo sentir en él
leyendas de nuestros antepasados.
Fragancia a lavanda
mezclada con esencia
a comidas especiadas
bajo tu atenta mirada.
En mis sueños tu cabello
permanece, puro blanco
como bandera de paz.
Escondida desarmábamos
tras tus piernas
a la madre enojada.
A ratos viajo a las olas del mar
a través de tu melena.
Como un tsunami
tu olor me evoca infancia,
interminables siestas
de caricias en la espalda.
Juntas vivimos
risas y llantos, entrelazados
como se encuentran ríos y mares.
Salvoconducto del cariño, tu perfume
impregna días de amor
que vencen a la muerte.
EN CLAVE DE SOL
Jadea el perro azabache queriendo ser espuma de mar.
Por debajo de las puertas la flama derritiéndose
como orilla silenciosa de lava.
Cielo de fuego al son de chicharras en trance.
La siesta se alarga entre saliva y sudor
desmayándose de tedio los relojes.
Encendidas alas de libélulas tintineantes
bajo el crepuscular astro en llamas.
Liberándose del estío, al galope sin fin
cientos de niños pueblan la plaza.
Pájaros en revuelo sobre sus cabezas, sin control .
En lontanza una orquesta inunda de jazz el aire
de puntillas bailan salamandras.
La mar repica de luna en la desnudez de tus pies
escapando gentil la luz de tus ojos.
Al escondite juegan los cuerpos, Noche de San Juan.
Enjambre de risas y misterio
al perfume de dama de noche abriendo sus alas.
Embrujo de horas, al tiempo recuerdos borrosos,
sueño de una noche de verano.
HERMANO
Tu risa tan tibia
merodea mis recuerdos
como el rocío, que cada mañana
acaricia los pétalos de las margaritas blancas,
evaporándose bajo el sol.
Extraño tu voz tanto
que mis oídos se afinaron
para oír tu ausencia.
Pasaron años sin pasear juntos
a la orilla del tiempo.
Pero si me asomo al Océano
me invades como un canto de sirenas
sagrado.
Días se fueron
días vendrán
y te sigo nombrando.
Tu sonrisa aparece tras las ventanas
en los momentos
que la debilidad me tienta.
Tu mano firme
acompaña mi hombro
en los días grises.
Tu fuerza trasciende mi mirada.
Eres mi sombra embellecida.
Lo que tú eres
siempre serás.
LA LLAVE OLVIDADA
Amarse
sin pretexto.
Querer al otro
hasta que el acto de amar
desdibuje fronteras.
Hacer el amor en
los tejados
la contienda
las calles oscuras
y los parques.
Abrazar la franqueza
que amenaza la rutina.
Amar desde las entrañas
lo desconocido
lo intangible
lo innombrable.
Esperar la respuesta incierta.
Acoger sin condiciones
al amor que calienta flaquezas
en las noches polares de invierno,
al que acelera palpitaciones en verano.
Aceptar la razón del otro aniquilando
al más pequeño de los monstruos
escondidos en el subconsciente.
Amar para derrotar al Miedo.
Crecerse amando y volver a nacer
cuando se muere de amor.
CRÓNICA DE UN INCENDIO
Entre llamas ocres
el viejo sillón verde y la casa de cartón
agonizan junto al río.
Como muere la esperanza
de la muchacha que llegó en patera.
Sin futuro
en el pueblo alejado
de su añorado país
dice adiós a su observatorio
desde donde mirar estrellas.
Sólo quedan húmedas cenizas
con las que construir castillos de arena.
Hayat huye a ningún lugar.
Su cuerpo se desploma
como un iceberg resquebrajado
en el mar.
Entre hielos
el susurro cálido de la madre
la despierta.
Hayat se baña de nubes.
Libera el veneno de su piel.
Su cuerpo menudo amamanta sol.
Sus ancestros enraízan sus pies.
De su boca brota la palabra VIDA.
Levanta su cuerpo etéreo.
Hayat camina sobre el agua.
Suelta su pelo negro
sobre la espalda mojada.
Paso a paso deja atrás
el olor a quemado
el odio que prende la mecha
las leyes que rigen la Tierra.
La mujer nagual de plumas azules
sobrevuela a los mortales
sintiendo en la sien
el beso de los Dioses.
Protegida por la marea
Hayat se sabe INVENCIBLE.
OLVIDADO
Me duele
tu paso lento
tu mirada por domesticar
tu casa a cuestas,
tus ojos abandonados a tristeza perpetua.
Tu piel áspera
me corta el aliento
en mitad de la ciudad
colmena de eterna juventud.
Me congela el frío
que noche a noche
inclina tu cuerpo un poco más.
Tus ojos me arrancan
lágrimas negras.
Siento tu pena tan llorada
como un bolero
cantado por Chavela.
¿En qué laberinto
del demonio caíste?
Duele
tu voz acallada
tus manos sucias
tu sonrisa abnegada.
Ojalá el sol lama tus heridas.
Ojalá la luna ilumine tu camino
de cristales rotos y trastos viejos.
Ojalá la ternura te acune en sueños
y nunca te abandone.
SÁLVATE
Mujer funambulista
que deslizas tus pies desnudos
en el alambre del odio
¡no retrocedas!
La bestia hambrienta
mata sin piedad.
Paso firme. Equilibrio. Confianza.
No olvides sus
garras escondidas
ojos de fuego
corazón envilecido
mientras avanzas.
El diablo devora su alma.
Fuera del País de nunca jamás
al otro lado de la cuerda floja
esperan manos que sanan
miradas que no deforman.
Mujer funambulista
¡VUELA!
Sálvate sin mirar atrás.
AHORA
De entre todas las vidas
elijo esta que es la mía.
Admiro a Pessoa
poeta de ojos inundados
en amplios cielos.
Agradezco a las mujeres
que con su puño en alto
salvaron la mía.
Anhelo la gracilidad de los bailarines
volátiles en el espacio.
Otras vidas lejanas
visitan mis sueños.
Pero si volviera a nacer
nacería del mismo vientre.
Escogería ser
madre de mi hija
amante de mis amores
naturaleza entre naturaleza.
Perseguiría tu calor
como el momento más bello del día.
Elegiría ser yo
con mi camino incierto
de rodillas heridas.
Volvería a desgarrarme de amor
por tu pérdida,
a reinventar una vida sin ti.
Encarnaría el mismo cuerpo
que lucha, llora y se levanta
como un ave fénix.
Habitaría esta mirada
embelesada con el vuelo mágico
de una mota de polvo
al atardecer.
Perseguiría incansable
el refugio de la belleza efímera.
Buscaría encontrarme otra vez
aún sabiendo que la soledad acecha.
DESPERTÉ
La caída no duele
repetía la voz…
En la noche azul un unicornio
posó su cuerno en mi pecho.
El tic tac de mi corazón floreció.
Feliz marchó a galope sobre el mar.
Me quedé sentada en la orilla
en paz, viendo la nieve caer.
Bajó mis pies brotó un puente
suspendido entre verdor.
Un colibrí escondió el reloj.
La voz repetía
la caída no duele.
¡Por fin tú aquí!
Pasaron siglos de espera,
dijo un conejo blanco sonriente.
Agárrate, iniciamos un camino
de baldosas amarillas
sin equipaje, cuchillos
ni final.
Desperté entre plumas de águila
con olor a selva mojada.
Desperté a la vida. Desperté,
SALVAJE
Los minutos caminan lentos.
Mis poros besan el aire.
Miro a los ojos de los animales
que dicen la verdad sin palabras.
El bosque se espesa.
Mis pasos toman tierra.
Entre arboledas perdidas
mi cuerpo rejuvenece.
La música del Universo
danza entre mariposas.
Las notas se intensifican
entre los rayos del sol.
En las aguas profundas del lago
pierdo pie, sin miedo.
Floto. Pataleo. Sueño. Río.
La corriente me acerca a la vida.
En libertad el cielo
se vuelve del revés
para elevarme al viento.
En las alturas
todo es inmenso
sin muros
SALVAJE.
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