Como despojos de basura en el suelo de un transitable corredor,
se hallan tirados unos hombres;
hombres y mujeres que alguna vez tuvieron comodidades y vestimentas,
hombres y mujeres que alguna vez fueron niños en los setenta;
que llegaron a ser hijos y hermanos,
papás y hasta abuelos de sus parientas;
unos que fueron educados con humildad y carencia,
otros con distinción y abundancia,
que le sirvieron a su familia y a la sociedad de este mundo;
hombres y mujeres que igual a todos los seres humanos,
hoy son ignorados por estos mismos.
Yacen vestidos con andrajosos y malolientes harapos,
llenos de hambre e incertidumbre,
de tristezas y desesperanza;
unos perdidos en los vicios del alcohol y las drogas;
otros, otros porque no tienen lugar donde estar,
otros porque no tienen más a donde llegar.
La sociedad humana
los trata peor que cadáveres de animales tirados en un basurero,
menospreciándolos, desechándolos, y rechazándolos por completo,
sabiendo que también son seres humanos,
igual que cualquier ser humano que habita en esta tierra;
y que la suerte y el destino los llevo a ese abismo de esa cruel situación,
y que ellos de pronto no quisieron pasar por esa vil condición.
La ignorancia y el desprecio del ser humano hacia esas desdichadas personas,
no han de faltar, como si ellos también no fueran humanos;
además de negarles un pan y un vaso de agua para su esquelética humana,
a los jóvenes les mal llaman gamines,
a los adultos les dicen indigentes
y otros con más respeto les dicen habitantes de la calle,
como si la calle no perteneciera a esta tierra,
casa de habitación de la vida humana.
No hay que olvidar que el ser humano seguirá siendo humano
lleno de errores a imperfecciones
no previendo que también el destino
los podría estar llevando en un momento de sus vidas
a ese mismo estado de esas damas y caballeros,
mal llamados habitantes de la calle,
también ciudadanos de nuestro planeta tierra!
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