Éramos jóvenes y también ladrones, después de nosotros vino lo de poner un letrero a la vista del cliente ofreciéndole su cuenta gratis por denunciar la omisión del tiket de compra…

Cuando me pusieron a lavar todos esos chiles cuaresmeños; las manos me ardieron terriblemente, en venganza deserte justo a mitad del turno el día de inventario , después de eso controlaron mejor la salida y entrada de los empleados…

El encargado me puso a lavar con grasa una cadena,manche mi polo y mi mezclilla, lloré de rabia al ver su sonrisa…

La señora me solicita un envío de fax, con sumo cuidado me entrega su documento y me pide que lo fotocopie para no enviar su original…

Llegué a ese país donde gradualmente te ensombreces y congelas, vi la carne empacada al vacío por cientos de mujeres orientales, repitiendo una y otra vez minuto tras minuto durante horas el mismo patrón de movilidad, sin reírse sin hablar, también vi los dedos cercenados en la fábrica de aceros, los pusieron en un trapo y se los entregaron a su dueño que no paraba de gritar, me pusieron a mi en esa estación y nisiquiera limpiaron la sangre…pero no todo fue horror:

En otro lugar de aquel país se acercó a la barra una mujer de traje azul pidiendo un latte perfecto…Mi compañero se quedó inmóvil, yo adelante el paso y molí los granos , compacte y extraje una humeante crema rojiza y avellanada, inyecte vapor y acreme la leche, incorporé y finalize el latte, ella despues de sorberlo me mostro la tarjeta de presentación que la acreditba como presidente comercial de la cadena, había recorrido varias sucursales sin haber probado el latte perfecto…Días después me increpó una compañera porque yo ganaba dos dólares más que ella y teniendo menos tiempo de laborar ahí » porque yo hice un latte perfecto y tú no…»

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