El silencio del recuerdo

El silencio del recuerdo

Samara Veidt

09/09/2019

Cierro los ojos después de lo que parece una vida sin descansar. Han pasado solo horas desde que desperté y aun así el mundo es distinto, cada vez más hostil, cada vez un enemigo más grande. Sin embargo, nada de eso importa y decido transportarme velozmente a un mejor lugar.

Siento mi respiración, intento callar al mundo, me silencio. No es sencillo, la voz no para, el dolor aúlla clamando atención. No me detengo a pensar, sé que si lo hago perderé, solo me concentro en mis pulmones, en como se mueven, en como los siento, en que son míos y me mantiene viva, me concentro en ser como ellos, moverme mas no sentir; vivir mas no sufrir. Me repito una y mil veces que puedo hacerlo, que no hay nada de que temer, la voz y yo sabemos que estoy mintiendo. La voz grita, esta molesta; siempre que intento silenciarla hay problemas. Pero es tarde, he llegado a donde era feliz.

No se, si soy solo yo, pero la felicidad en la cual me refugio cuando la vida me es inevitable no es uno solo. Es un cumulo de sensaciones, un conjunto de momentos que solos podrían ser olvidados, partes de la vida que no tienen nada de relevante pero juntos crean una armonía. A mi me gusta llamarlos el soundtrack de mi vida.

Si ustedes decidieran comprar el disco de mi vida 3 sentimientos les darían la cordial bienvenida: Para comenzar nos encontramos en mi séptimo cumpleaños. He pasado en pijama todo el día y comiendo pastel de chocolate. Mi madre llega con una sorpresa. Mi nuevo mejor amigo, mi perro, Tarzán. Es un San Bernardo y pienso que cuando crezca podrá ser mi Pony. Me acerco y me besa el rostro. Le juro que nunca más estaremos solos y me siento la reina del mundo.

Cinco años más tarde, he decidido cambiarme de instituto, En el primer día me ha ido fatal, no creo poder aguantar seis años de eso. Mi madre ve angustia en mis ojos, llama a mi padre. Los dos se reúnen conmigo, me miran y siento que están perdiendo la paciencia, a la final he sido yo la que ha pedido el cambio; me abrazan me dicen que nunca nada me hará sufrir y que no debo preocuparme, que puedo salirme si no me siento bien, me demuestran que me aman y yo me siento invencible.

Seis años pasan, Tarzán muere atropellado al perseguir a una paloma. Me siento devastada, no lloro en casa porque no quiero ser débil. Las lágrimas caen cuando camino a mi casa, Anton, el chico del que me he enamorado, me persigue y aunque soy cruel me abraza y me permite llorar. No soluciona mi dolor, pero hay un alivio distinto al desahogarse. Lloro como hace años he querido hacerlo y el me sostiene. Me gusta su olor y me gusta él.

Esos son los lugares a los cuales me permito viajar cuando la realidad es insostenible. Me gusta recordar cuando mi padre estaba vivo y me sostenía, cuando mi madre no tenía depresión y ser fuerte no dependía de mi; cuando no me sentía al borde de romperme y cuando la vida no me generaba amargura en el alma. No puedo irme físicamente ya que mi madre no puede estar sola y no quiere alejarse de los restos de mi padre. Estoy atada a este lugar con alguien que depende de mi. Y yo solo puedo escapar a los recuerdos de una vida mejor. Añorar me hace mal, me hiero a mi misma pero al mismo tiempo es la única manera de sobrevivir. Me repito que si hubo tiempos donde me sentí a salvo, puede que si me esfuerzo, que si sobrevivo los encuentre de nuevo. Miro una vez más a los espejos de mi pasado, me obligo a no seguirlos aunque mi corazón me ruegue hacerlo. Me despido con una sonrisa forzada y regreso a la realidad.

Siento mi pecho acelerado, mi piel fría y un nudo en la garganta. Poco a poco el sonido del reloj no me lastima más y soy capaz de abrir los ojos y enfrentarme a mi realidad. Duele pero ahora tengo más esperanza. Intento ser feliz, tengo salud, un lugar donde vivir y no todo esta perdido me recuerdo. Me siento más ligera, si he sobrevivido hasta este punto puedo seguir haciéndolo. El grito de mi madre rompe mi silencio. Otra pesadilla pienso mientras corro a su encuentro. Callo la voz que sarcásticamente repite que debí seguir a mis recuerdos y solo pienso que debe haber un momento en el cual sea capaz de viajar a mundos nuevos que me traigan paz.

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