Tenemos una perspectiva de la vida, depende de las cosas, personas, situaciones… que nos han rodeado desde que nacimos.

Vamos creciendo y nos sorprendemos por las cosas nuevas que vamos descubriendo, hasta que llegamos a una edad en la que nos acostumbramos a lo que vemos, a la vida que llevamos, a lo conocido, cerrando un círculo a nuestro alrededor, llamado zona de confort.

En el estamos cómodos, -es lo que nos tocó, estamos bien, verdad? –

Pero entonces llegan los momentos difíciles en los que queremos salir corriendo, pero a muchos les cuesta correr.

Miedo a perder lo poco que tenemos, al fracaso, al – te lo dije – y entonces toman el camino corto de quedarse donde están y seguir la misma vida, con los mismos resultados.

Y también los que prefieren perderlo todo y obtener un cambio, y corren.

La mejor corrida que he tenido fue de Colombia a Italia…

Mi mundo se puso de cabeza – y fue la mejor sensación – no solo estaba mirando personas, arquitectura, comida, música, idiomas, lugares, cultura en general, totalmente diferentes.

Estaba mirando la vida desde otra perspectiva.

La sensación placentera de perderte en un lugar desconocido.

La sensación confusa de sentirte pequeño en medio de un mundo gigante.

La sensación enérgica de ir cada vez más lejos.

La sensación de sentir el aire en tu rostro mientras vas en un carro mirando los diferentes paisajes.

La sensación, de ir caminando en medio de Miles de personas hablando en muchos idiomas, y tú sin entender nada.

La sensación solitaria y loca de inventar en tu mente la historia de la persona que tienes al frente mientras te tomas un café.

La sensación de felicidad y tristeza de darte cuenta de lo lejos que estás de casa, lo lejos que puedes llegar.

La sensación alocada de tomar riesgos.

La sensación de sentirte completa a pesar de todo, por el simple hecho que has llegado hasta ahí.

Y aunque te encuentres solo, quizás sin una meta trazada, un poco confundido, y temeroso de que vendrá mañana…

No habrá nada que pueda detenerte, la decisión más difícil fue obtener el valor de correr.

Ahora sólo toca ponerte en marcha, y hacer todo lo que creías imposible, ese sueño frustrado, eso que todos te dijeron que era imposible de alcanzar.

Me atrevo a decir que cada lugar y persona pueden hacerte cambiar o hacerte comportar de maneras diferentes sin que te des cuenta.

Puedo decir que he tenido Miles de viajes cada vez que conozco a una personas nueva.

( En donde nací, a esto se le llama una personas de doble cara, o doble personalidad, – a lo que ellos concluían que eran personas falsas – )

Y yo pensaba como ellos.

Hasta que salí de ese lugar…

Hoy puedo decir que soy diferente con cada persona, cada uno de ellos son un mundo diferente.

No se puede ir por la vida tratando a un desconocido como tratas a tu hermano verdad?

A eso es lo que me refiero!

Por eso digo que cada persona para mí es como un viaje.

Cada persona saca algo diferente de mí, me enseñan cosas nuevas, me enseñan a ver el mundo desde sus puntos de vista.

Con unos puedo ser una niña y morir de risa a carcajadas tirada en el piso.

Con otros puedo ser la adulta responsable.

Con otros una soñadora, con metas altas, llevando las acabo.

Con otros una vajilla de cristal que se quiebra en llanto cada vez que se encuentra ahogada.

Con otros una guerrera que no tiene miedo a nada.

Con otros, todas las anteriores.

Se nos permite tener Miles de fases (viajes).

Claro que sí.

Desnúdate en cada viaje que tengas, desnuda tu alma, tus pensamientos, tu corazón.

Atrévete a ver el mundo de todos los ángulos posibles.

Los límites solo se hicieron para que sólo unos pocos puedan descubrir la vida en todo su esplendor.

Se de esos pocos…

Y corre!

Buen viaje.

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