Infestas vacaciones

Infestas vacaciones

Gecmis

05/09/2019

…Porque esta noche jugare

Dados con el diablo,

Te doy un beso

Antes de…

Verte dormir.

Era quizás un 25 de mayo o un 14 de abril, la fecha no importa cuando el recuerdo sigue tan presente como el olvido que nunca se fue.

Haciendo mención de a quien he de referirme como la principal sospechosa, tan inocente como culpable del acto trágico que llevó a esta nuclear y minúscula familia que más peculiar que una luciérnaga brillando de día para ser encontrada por un rebaño de ovejas no pudo llegar a ser, discurro que es imprescindible conocer la índole emocional de los que llegaron a exigirle a Dios, que bajo las palmas de sus manos les dejaran inmoladas las llaves de las puertas del cielo divino, no ese cielo de clase turista en que llegan todas las especies que viajan en el vagón de inferiores niveles sociales a diferencia del suyo; aunque, cabe mencionar que según el ser narcisista cochero de esta historia reafirma que la clase social no es económica sino… empecemos por presentar a nuestros invitados en esta obra de desagradable estética.

Él… hombre que pretendía ser fiscalizador de policía, acude a diario a la alberca de un club privado, desde niño deseaba convertirse en nadador experto para salvar la vida de su hermano mayor quien faltaba de destreza para el nado, cabe asumir que esté es un fallecido.

Ella… dedicada al hogar, al empleo como asistente ejecutivo, la cara e imagen principal tanto de su ocupación como del hogar. Registrada como Caeli hace 28 años, sumida en las rutinas e idealismos de la iglesia Adventista del Séptimo Día, devota a William Miller, a quien le dedicaba sus frotes húmedos no a escondidas de su esposo y no significa que sean un matrimonio perverso, abierto o de libertino, pasaje nocturno o diurno según la necesidad libidinal se muestre hambrienta.

Moad… con corte de cabello peculiar, peinado acostumbrado a su lado izquierdo por la dicha de perder parte de su oreja en el parto. Caeli decía que sus habilidades se encontraban del lado siniestro, refiriéndole, que la mano izquierda solía utilizarse de manera higiénica tras la defecación, Moad se negaba a satisfacer esto reprimiendo dichos actos al grado que su madre lo obligaba a evacuar. Un vicio de arrancarse cabellos, gustando de comerlos, sentir como se adherían entre sus dientes, por sonrisa y demás, los vecinos lo llamaban “el niño aciago”.

Se alistan maletas, se alistan las llantas, se alista la gente, se alista el camino… el destino no es algo que se puede decidir y seguir al pie de la letra. Padre, madre adelante, hijo y mascota atrás, maletas a la cajuela.

La carretera ha sido de tres carriles por sentido, se torna más angosta, aquellos carriles se vuelven dos, uno es por cada sentido. No hay lluvia, no es un día húmedo, es tan caluroso como aquel hoyo en la capa de ozono caniculado.

El sol y el calor azotan el camino como si odiaran, la carretera se torna vaporal, de lejos se divisa alguien, el auto continua directo, pero no se logra impactar… de pronto… se encuentra sentado a la orilla, camisa blanca de vestir, pantalón negro opaco también de vestir y gorra.

El auto se acerca y al todos ver que es ropa vacía moldeada, como si fuese el hombre invisible, la madre salta al asiento trasero, encubre a su hijo gritando con pavor ¡¡¡NO VEAS!!!

El niño asustado siente el llorar y el gritar de su madre, asoma la cara y se sorprende al ver a su perro muerto, las orillas de la carretera se han incendiado; como si no fuera suficiente, con mucha prisa empiezan a cruzar ráfagas de fuego de un lado a otro.

El padre al volante desesperado, “Charlotte” incontrolable; de pronto, gotea con suave calma y la familia se siente aliviada, sienten que Dios los ha escuchado sin hablarle, al caer un torrente de lluvia voraz la combustión renace mayor ¡es lluvia ácida! ¿dónde está Dios? -se preguntan-

“Charlotte” no resiste, su corteza comienza a desmoronar, al tiempo una figura líquida en forma humana se aproxima de rodillas, el padre abraza el volante con rabia de miedo.

La madre se pregunta ¿dónde está Dios? El niño pregunta ¿mami, ese que viene no es Dios?, a lo que una pregunta irracional atrae una respuesta aún más irracional, ¡no digas estupideces, Dios nos abandona ahora y tú… y tú…!, las palabras aquellas son acompañadas por una estruante bofetada.

Un ave envuelta en fuego se estrella contra el rostro de Charlotte rompiendo el cristal.

La lluvia comienza a entrar, la familia recibe aquellas gotas de dolor sobre ellos, se aviva todavía más al fuego que se desenvuelve y largos e incontables brazos de esté envuelven a Charlotte con voracidad, Caeli muere, niño muere y el padre mira a la izquierda donde aquella liquida y acídica figura se coloca de pie diciendo: Se ve cansado, yo pienso que debería descansar o… ¿necesita ayuda?

Días han pasado, una familia de vacacionistas dista de ver cruces al costado del camino, la esposa pregunta: ¿Qué crees que haya pasado? ¿Acaso son los vimos en las noticias en la semana pasada?, así es -responde el esposo- dicen que el auto se incendió, que las puertas de atrás tenían el seguro para niños. El auto tenía una placa de oro fundido con diamantes que decía “Charlotte”. Por 27 minutos agonizaron con el incendio; todos, los cuerpos fueron quemados incluyendo el perro.

Lo que yo si quisiera saber; es la curiosidad más que nada de ¿Qué sentirá o que habrá sentido esa gente al vivir el incidente?

La muerte te acompaña

De la mano a la puerta

De los reinos, ya sea

Al del olvido o al de

La luz; nadie ve lo

Que no ve hasta

Vivir la muerte.

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