Una gran noche de ensueño

Una gran noche de ensueño

Asterbo Pranomio

15/08/2019

Nunca imagine lo que significaría vivir de noche, cuando era niño imaginaba que al ocultarse el sol, la vida de la ciudad se apagaba, que todo era quietud y oscuridad, sin niños jugando en la calle o coches pasando en la avenida.

Dichosa fue mi sorpresa cuando me di cuenta de la verdad, a mis 18 años de edad tuve que vivir prácticamente de noche, pero no salía de casa, después de todo aun a esa edad tenía la idea de que al anochecer, no habría más que hacer, me quedaba en casa encerrado trabajando en mi habitación, y no salía sino hasta el amanecer para dirigirme a la universidad, después de todo vivía en una de las siete primeras casas de la zona y todo lo que había alrededor en un kilómetro era campo con algunas calles de tierra poco iluminadas..

Pero en una ocasión, en una de tantas noches de desvelo, escuche un ruido proveniente de la calle, es cierto que nadie en su sano juicio se arriesgaría de tal manera saliendo en la oscuridad, aun así aquel sonido no era “malo”, era más bien alborozo.

La curiosidad me inundó, e instintivamente Salí a revisar, pero solo vi una calle angosta y extensa iluminada solo con algunas luces tenues de faros en mal estado, “que decepción “pensé después de eso y seguí trabajando.

Más tardé en regresar a mi asiento que el sonido aquel apareció de nuevo, pero al salir una vez más, estaba el mismo escenario sin perturbación, y luego de eso ocurrió una tercera vez, para mí eso fue la gota que derramo el vaso, por lo que decidí que la noche siguiente esperaría para ver qué es lo que generaba aquel sonido.

Antes del anochecer, preparé algunas mantas y té caliente para mantenerme despierto el tiempo que fuera necesario, coloque una silla en el pórtico y me senté a leer un libro hasta que el sol se ocultara, las horas pasaron y lo único que había cambiado era la temperatura, pero el ruido no aparecía, eso me desmotivo un poco pero no quise rendirme tan pronto, por desgracia esa noche no pasó nada, y como era de esperarse las dos noches siguientes fueron iguales.

Había llegado el viernes y después de la escuela llegue a casa, pero me sentía tan cansado que decidí ir directo a la cama, sin percatarme me dormí, aun con la ropa y los zapatos puestos, las horas pasaron hasta que el sol se ocultó, un gruñido en mi estómago me despertó, me dirigí a la cocina por algo que comer, aun entre dormido por lo que no me percaté al principio, pero una luz de color azul se asomaba debajo de la entrada a mi casa.

No lo podía creer, me talle los ojos e incluso fui al baño a remojarme la cara, pero esa luz seguí ahí, seguido de sonidos alborozos, corrí a mi habitación por una chamarra y me dispuse a salir, pero fuera lo que fuera que estaba fuera, no lo quería asustar por lo que abrí lentamente la puerta mientras me asomaba un poco para saber que era.

Mis ojos se inundaron de lágrimas y mi corazón se sintió cálido, el cansancio desapareció y la felicidad inundo mi cuerpo, después de todo, no estaba loco y mis esfuerzos fueron recompensados, aquella calle extensa y poco iluminada ahora era un paraíso, como si de un festival se tratara, luces de colores por todos lados, juegos y puestos de comida siendo visitados por criaturas de fantasía, elfos, enanos, hobbits, hadas, humanos, e incluso semihumanos.

Salí por completo de mi casa a aquel paraíso y me adentre a aquel festival, había música y fuegos artificiales, luces de colores, comidas exóticas y magia, verdadera magia, el dinero que usaban era el mismo que conocía de toda la vida, al igual que el idioma, no podía creer lo que estaba viviendo, era feliz y me sentía libre por primera vez en mi vida.

Pero la ventura me arrebato por completo la noción del tiempo y sin darme cuenta ya había amanecido, el gentío comenzaba a dispersarse por lo que retome por sobre mis pasos para regresar a mi casa, pero al llegar al lugar esta había desaparecido, la sorpresa me había impactado sin embargo no me sentí triste o asustado.

Decidí comenzar a hablar con los residentes del lugar buscando a alguien que me pudiera ayudar o amenos explicar donde me encuentro, esto me llevo a un lugar conocido como el gremio, donde me explicaron que ese mundo cada cierto tiempo se une por unos breves momentos al mío, y mi casa resultaba ser el portal.

Podía regresar a mi hogar pero tenía que esperar, así que haciendo uso de mis conocimientos como estudiante de economía, pude hacer varios negocios que me permitieron convertirme en un gran mercader, pase los siguientes seis años viajando y conociendo aquel mundo tan fantástico lleno de vida tanto en el día como en la noche.

Creé una compañía que se encargaba de la construcción y forestación de áreas protegidas, mientras que también ayudaba en los avances tecnológicos – mágicos como vehículos terrestres marítimos y aéreos, logrando una simbiosis perfecta entre el avance y la naturaleza, conocí cada rincón de este increíble mundo, sus criaturas y su fauna, simplemente me enamore del lugar, pero no podía dejar a mi familia sola, al menos no por ahora.

En el aniversario de mi séptimo año en este mundo regresé al festival con el que comenzó todo, los amigos que hice, aquellos que me ayudaron y guiaron desde que llegue me acompañaron, al anochecer, comenzó el festival y al fondo de una de las calles apareció el pórtico de mi casa, era hora de regresar, y mis amigos lo sabían.

Entre a casa y todo estaba igual, solo habían pasado un par de días, seguí mi vida ese lunes, han pasado siete años desde entonces, y ahora estoy aquí, intentando explicar porque decidí vivir una gran noche de ensueño.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS