Tomar una bocanada que nos sepa a mar y arena. Contemplar el brillo de tu piel a la luz del amanecer, colándose por las cortinas. Humedecer tus labios y sentir la sal fundirse en ellos. Amor, ¿hace cuánto no nos escapamos a las bellas costas que solíamos visitar?
Espera. Antes de que vayas a preparar café, escúchame.
Sé que un último viaje no te hará cambiar de opinión. Dame una semana. Después cogeré mis cosas y me marcharé. Sin ataduras ni pretensiones, en silencio aceptaré nuestro final.
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