Del amor, el desamor y la soledad.

Del amor, el desamor y la soledad.

María Marí Roig

01/08/2019

AMOR

Este poema está ahí,

detrás de la puerta.

He escuchado sus letras

esta noche.

Habla de ese día

que nos perdimos

en la tarde.

Tu mirada me conducía

entre el arcén

y los destellos de luz.

Pensé que eras un sueño

de papel, que se esfumaba

entre las ramas desnudas.

Pensé que tus palabras

estaban repetidas

en la noche de neón

y se descoponían en la madrugada.

Pensé que tus manos

habían construido el tacto

que nos llevó al primer beso.

SOLO UN RECUERDO

Recordé las noches sin luz,

la espera,

la discordia,

el miedo,

la tristeza,

y entre las sábanas

abracé la soledad

y la fría distancia.

Solo un recuerdo efímero

entre tus brazos.

Solo una lágrima acarició

el primer beso.

Solo un temor paralizó

nuestros cuerpos.

Y en la almohada

dejamos los suspiros,

y en la piel dibujamos

las palabras

de la ausencia.

CAFÉ FUERTE

Hoy he vuelto a soñar en blanco y negro

y a café fuerte.

He visto la sombra de tu sombrero

pintada en las farolas

y una flor en la mesa absorbía tu perfume.

Yo escribía un verso de dolor con acentos de azúcar,

tu silueta avanzaba por la avenida

y las cortinas de seda acariciaban tu ausencia.

Removí las letras con una lágrima discreta

y dejé una nota pegada en los cristales:

“El café del desamor tiene sabor a libertad”.

COMIDA AMARGA

Hoy la ilusión se deshizo en palabras.

¿Por qué el silencio se evaporó entre las mesas?

Tú comías

palabras hirientes entre tus labios.

Yo masticaba

y sorbía un vaso de vino blanco.

Miraba fijamente la lluvia

rebelarse en los cristales,

y tus voces humeantes

salpicaban mi cara

con frenesí.

El viento soplaba,

golpeando

la puerta entreabierta,

y el murmullo

atrapaba mis respuestas,

confundida,

con un sorbo en la garganta.

La tormenta se fue

por los caminos de la noche.

Y se hizo la luna…

Entonces comprendí

que, desde la acera,

me llamaba el silencio,

entre caminantes

vestidos de negro.

SIN PALABRAS

A veces te despojan de las palabras,

incluso de las que te han regalado,

y te quedas desnudo,

crudamente desnutrido

y en silencio.

Ese silencio que solo conocen

las olas cuando se desprenden del mar,

y en el retroceso se pierden

en la arena.

Invisibles

Hundidas

Que solo la soledad

advierte tras la puerta,

en capas densas,

en movimientos fríos

y pasos lentos.

Que solo la piel curtida

presencia, agrietada,

bajo el sol,

con las heridas latiendo,

esperando la lluvia.

Ese silencio que solo

conoce el misterio,

que te hace sentir culpable.

A SOLAS

Te arrebujas
con la piel almidonada,
agrietada entre tus brazos.
Te exprimes las heridas,
enredadas
en los hilos
del satén de tu vestido.
Acaricias
el aire que sujeta
las palabras,
y en tus manos
apoyas los pensamientos
que mitigan
el intenso
momento
a solas contigo.

TRANCE

Estás vacío.
Ni sientes, ni padeces.
Ni el viento, ni las cigarras
mueven el flujo de tu sangre.
La desilusión ha salpicado
cada latido en tus venas.
Eres como un tren detenido
y desocupado en medio de la nada.
Como el bullicio de la gente
invertido en un pozo sin salida.
Como el fuego estrangulado
en las cenizas.
Como las olas arrebatadas sobre
el acantilado.
Como la lluvia detenida en charcos
de barro.
Como la luna sin fases y las estrellas sin cielo.
Inmóvil
Inerte
Inanimado

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