Me siento cansado y echado voy en este asiento. Mi cabeza apoyo en el respaldo para no desfallecer en el camino a recorrer.

Alzo la vista alrededor, el señor que sube con su bolso, cargado y enojado, sintiendo que mañana temprano tendrá que volver al mismo lado.

Los jóvenes felices, sus preocupaciones en segundo plano,ya que el alcohol y las drogas aún recorren sus cuerpos, así su estado de cuerpo en otro cuerpo se mantiene por un largo rato.

La señora, que apenas va con sus bolsas, todo sirve dice en su humilde batalla, de su soledad de esperanza, ya que la vida no le ha sonreído y su mayor pasión es sacar a su familia como sea adelante.

Los pololos abrazados, comoentrelazados, besos apasionados y acalorados, jóvenes aún, sin saber lo que el destino les tiene preparado, pero aún así, se sienten enamorados.

Por otro lado una pareja, más coqueta que romántica, se acaricia a la distancia, ya que la mayoría los observa sin detenimiento en esta época moderna, las dos con su cabellera suelta.

Siguiente parada sube la mujer embarazada, contorciones con su panza para poder pasar el torniquete y luego cruzar el mar de gente que, a esta hora, le sucede siempre. Un polvo somnífero aparece, el que milagrosamente los duerme, pero lo bueno siempre aparece, alguien consciente.

Me levanto lentamente, toco el timbre, dos veces, para que en el tumulto, se escuche mi parada. Me bajo y camino a mi llegada para que esto finalice.

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