Los hechos ocurrieron en un lejano barrio de la dimensión 47 mil. Se requiere un alto grado de iluminación como el que poseen las anguílas.

Fue comprobado por tres científicos durante un experimento, donde le pegaron un casco go-pro a una y la sumergieron en el océano.

Los resultados arrojados la primera semana ridieron ganancias.

Era una anguíla alfa que se enfrentaba con ballenas y piratas, les robó sus esmeraldas, las mandaron a recojer en un drone submarino, para una fundación en pro de las anguílas.

Al octavo día, subió la marea mucho de nivel. Dicen los tres científicos que la anguíla surfeó una ola del tamaño de dos godzillas, aventándola sobre la lluvia, activando su circuito eléctrico, provocando un rayo de color púrpura y al atravesar la primera nube, desapareció como un mago.

Pero la grabación tuvo continuidad, porque el casco que le pusieron a la anguíla era multi-dimensional, de los finos.

La primera impresión captada, fue una oscuridad luminosa, el sonido del silencio y ese vacio vertiginoso con perdida del equilibrio, le toma algunos minutos adaptarse, mientras una voz en español le dice

-bienvenido a la dimensión 47 mil, capullo

La anguíla se transforma en semilla, siendo trasportada por una abeja en sus patas pegada con miel quien la suelta sobre tierra fértil.

Se convierte en un árbol de mangos y le da de comer a todo un vecindario. De vez en cuando le dan piedra los culicagaos.

Pero es resistente, es un mango alfa. Cuando todos se van a dormir, saca sus profundas raíces de la tierra y se va conversar con un árbol de guayabas. En la primavera surgió el fruto guayaba mango.

Ese mango es todo un bohemio

Los científicos se ganaron dos premio

Nobel

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