El ruido del troquelado me confirma el inicio del viaje. Ahora sí. Después de buscar una valija pequeña pero no tanto, resistente como la mía y con esa sensación de entre casa que solo tengo con esas zapatillas que llevo para caminar porque sé que no van a dolerme los pies por tanto andar, aunque no vaya a gastar nada porque no llevo mucha plata y la poca, toda en efectivo y para colmo la tengo que llevar conmigo porque le tengo desconfianza a los cajeros y a las tarjetas así que tuve que pedir un bolsillo que se pone en la panza y ahora me siento como si tuviera otra valija y espero que no sea motivo para que me revisen y me palpen porque la verdad es que no me gusta, es que me hacen cosquillas y me da vergüenza por lo feliz que soy, ahora sí, de viajar.

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