En minutos morirá.
Una bala en las costillas
ha encontrado alojamiento.
Inútil garra: ¡no atinas
a tapar este agujero
por donde escapa la vida!
/
Soledad, va hacia ti.
Amigos idiotas miran
el tambaleo de este oso,
y aunque vieran su herida
y acudieran en socorro,
de nada le servirían.
/
No entiende este dolor.
Gime, llora, suda, grita
mientras se hace a la idea
que la senda que transita
se acorta, se hunde y estrecha;
se apaga mientras camina.
/
Por fin llega al pinar.
Ya le sientan, ya le estiran
estas ansias de morir.
Una bala en las costillas
le ha matado hoy aquí.
Adiós, bosque. Adiós, ira.
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