De camino a la ciudad

De camino a la ciudad

Con expectativas me marche a la gran ciudad, cambie la tranquilidad de mi pueblo por el bullicio de la ciudad, los estrechos caminos en medio de las montañas por autopistas y caminos de cemento, los alimentos que con cariño me preparaba mi madre por productos procesados, grandes árboles y flores de todos los colores por calles de colores pálidos, largas caminatas por horas de trancones, el ruido de la naturaleza viva por el son sonar y la bullicia tóxica de la ciudad.

De mis ojos caían lágrimas porque jamás me había visto tan sola en un lugar donde la gente abunda en cada metro cuadrado, fue allí donde comprendí que soy a penas una más de los tantos millones que vivimos pero no por eso deje de sentirme única.

Pero algo si me prometí ese día y es que mi vida no sería tan zombie ¡tan infeliz! esta gente a penas si quita su mirada del suelo mientras corre a tomar el transporte público para llegar a sus sitios de destino, ellos ni siquiera te observan con curiosidad, no les interesa como te encuentras ni tampoco sonríen porque viven con tanto estrés que a penas si pueden mantenerse despiertos.

Aunque al otro lado de esta balanza desequilibrada en un pequeño porcentaje encuentro gente que irradia con su buena actitud y esa energía positiva que trasmiten apenas pasan por tu lado y sin dudarlo te plantan una sonrisa. No lo se, pero deseo ser como ellos y que mi felicidad jamás se apagué mientras pueda respirar.

Después de bajar del trasporte público tuve que recorrer unas cuadras hasta llegar al apartamento que había arrendado mi madre para mi, de camino recuerdo haber visto tanta gente en la calle que por un momento me vi en esa situación, así que trataba de no observarlos, pero niños se te acercan a pedirte algo de comida o dinero y es ese momento no puedes escaparte tan fácil de esa realidad. Repartí algunas monedas y comencé a andar lo más rápido que pude hasta que por fin a lo lejos visualizo la dirección, bueno admito que este lugar no lleno mis expectativas sin embargo de eso a nada, tengo que agradecer a mi madre.

Ahora me encontré sola en cuatro paredes con una cama, una mesita de noche, un pequeño televisor y algunos implementos de cocina bueno por supuesto también un estrecho baño, por defecto era lo único que tenia aunque eso no me quito la felicidad de saber que en unos días empezaba la universidad, vamos no podía estar tan mal.

En efecto no esta mal, sus instalaciones no se ven como lo muestran las películas pero sigue siendo hermoso. Al principio todo se me dificultó; no encontraba los salones de clase, no hablaba con nadie y al parecer todos sabían más que yo creo que jamás me había sentido tan ignorante en mi vida, pero al pasar el tiempo te vas dando cuenta que entre más conocimiento adquieres más ignorante te sientes ¿que ironía cierto? En todo caso, empece a analizar y a comprender tantas cosas que pasan en nuestro país que esto me motiva a querer cambiar las cosas.

Hoy dos años después ya me he adaptado un poco a la ciudad aunque les confieso que no quiero que mi vida se desarrolle aquí, soy más de una vida tranquila lejos de la gran globalización en la que estamos inmersos y se bien que mi viaje por la universidad no ha terminado, no voy ni en la mitad del recorrido pero gracias a la persona que se ha ido formando en mi se que después de esto llegarán viajes inmensos, llenos de experiencias y vivencias que me ayudan a comprender que yo solita decido como será el viaje de mi vida y en que punto tendré que bajarme para emprender otros caminos.

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