No parecía perdido. Sólo triste, muy triste. Se acercó a un hombre junto a un cartel que rezaba: “Si no lo ve claro, dele al interruptor”.

  • – ¿Es por aquí…?
  • – Sí señor – le interrumpió – el ramal de la derecha y todo seguido, hacia abajo.
  • – ¿Y cómo sabe…?
  • – ¿Dónde va? – le volvió a interrumpir.
  • – Sí. Es que no comprendo…
  • – Yo tampoco – interrumpiendo nuevamente – será intuición, o experiencia, o yo qué sé. Toda la gente que va al infierno tiene la misma derrota que usted en la mirada.

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