Esta es la historia de un joven, que desde hace unos meses termino la escuela secundaria, y ya que no tenia bien en claro si seguiría estudiando o no, con el pasar de los días producto de aburrimiento y falta de dinero se aboco a la tarea de ir a buscar un trabajo. Después de buscar demasiado tiempo vio un anuncio en el diario en donde solicitaban personal de mantenimiento en una escuela, el joven acudió a ver de que se trataba dicha convocatoria para aquel puesto de trabajo.

La directora del establecimiento le dijo: estamos necesitando de alguna persona que pueda realizar reparaciones en madera y material didáctico nuevo, en si necesitamos de un CARPINTERO en la sección del jardín del instituto. El le dijo con mucha confianza: perfecto directora esto es justamente lo que yo se hacer. Solo había un detalle: le pedían el comprobante de que el realmente fuera carpintero y no le estuviera mintiendo o algún tipo de certificado en el que constatara que sabia del oficio y alguna empresa o negocio con referencias también de algún otro trabajo realizado anteriormente por el.

A los pocos días de esa misma semana el envió un e-mail con todos los comprobantes y algunos números de teléfonos con direcciones de lugares donde el previamente había estado trabajando mientras estudiaba el oficio en el colegio secundario a modo de practicas. Tardaron muy pocos minutos en responder diciendo que lo contrataban para realizar dichas tareas de mantenimiento.

Desesperado porque le quedaban muy pocos ahorros, corrió a comprar nuevas herramientas y accesorios de carpintería que luego usaría para realizar los trabajos.Con el tiempo, los resultados de su nuevo trabajo fueron mejorando. Fue capaz de comprar más herramientas y meses después, un pequeño auto que más tarde cambiaría por una camioneta para repartir los juegos y muebles que realizaba.

Pasaron los años y el esfuerzo se notaba cada vez mas. Aquel joven era ahora el carpintero de una gran ciudad llamada Oliva, y que llegaba a distintos puntos de la ciudad para reparar y realizar muebles y aberturas a medida.

Todas las mañanas el joven se levantaba, caminaba hasta la cocina de su casa y preparaba su café batido sin azúcar bien caliente, lavaba sus dientes y luego se iba rumbo al taller para seguir trabajando y siempre con el lema que decia:

«Las limitaciones son algo que solo existe dentro de tu cabeza. Si tú te lo propones, aún teniendo recursos limitados, puedes llegar hasta donde quieras».

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