Me llamo Ary, me considero una chica agraciada y muy bien conservada a mis “recientes” cuatro décadas. Les quiero compartir lo que me pasó hoy:
Estaba sofocada, tenía sensaciones y deseos un tanto incontrolables…una situación bastante embarazosa debido a que me encontraba en el trabajo, con unas cinco personas delante de mí… observándome…quizá era solo mi loca imaginación, pero sentía que ellos descubrían toda la electricidad que pasaba por mí en ese instante.
Era raro sentir algo así, pero totalmente placentero —¿Cuándo sentí esto? — me preguntaba escarbando en mis recuerdos inútilmente. Trate de ocupar mi mente, quizás la música pueda mitigar este desenfreno, el teléfono, correos; pero nada, todo era un fracaso…tenía todos los colores en mi cara por lo que imaginaba y toda la emoción en mi ser a punto de ser divulgada.
—Gabriel, ¿estas ocupado?, ¿estás en tu oficina? — si profirió el pobre hombre inocente, quien sería víctima del ataque feroz y de mi plan maquiavélico echado a andar. Es que no se me había ocurrido mejor idea que escribirle por el WhatsApp e invitarlo a tener una experiencia imaginaria y real a la vez que solo sería capaz de disfrutar con él y nadie más… Mi cuerpo y mis sentidos vociferaban en silencio que lo deseaban.
—Quiero decirte algo— le dije.
─Dime amor─ respondió tan tierno él
—Mejor no─ dije desanimándome
—Dimeloooo porfa— insistía.
─Es que quiero que me hagas el amor, y tiene que ser ahora— Dije llenándome de valor.
Debo confesar que mi libido estaba al 100 %, deseaba brutalmente ser poseída por Gabriel, mi imaginación había sobrepasado toda expectativa, en realidad no entendía que pasaba en mí, había tenido episodios parecidos pensando en él, pero nunca con tal desenfreno.
Gabriel en su oficina, a miles de kilómetros de distancia, seguramente pensaba que me podría estar pasando; pero muy amable él accedió a mi mórbido pedido
—¿Dónde estás? — me preguntó
─En la oficina─ respondí
—Entonces ve al baño, sácate el pantalón y espérame que ya voy— agregó…
Estando en el baño me miraba en el espejo y pensaba que estoy haciendo, ¿pero que me pasa? Yo no soy así….nada importo más…cada frase, cada palabra leída en el celular, desataban todo impulso retenido por años, —ahora voy a ajustar mi cuerpo al tuyo para sentirte, te toco, te rozo, te siento mi amor—dijo Gabriel….yo estaba fuera de mí, cada palabra escrita y leída solo alimentaban este fuego dentro de mí, estaba temblando de placer y excitación, fue sensacional, hasta que Gabriel dijo la palabra mágica, que hizo paralizar mi cerebro —ahora voy a entrar dentro de ti— fue tan real, sentí todo su ser, su respiración agitada, su calor, sus movimiento lentos con mucha precaución y luego un desenfreno total. Fue el momento más erótico de mi vida, hasta ahora…
El clímax es un “estado” tan comentado y deseado por todo el entorno femenino, al que nunca tuve acceso siendo un total tabú para mí, y hoy comprendí que solo necesitaba un baño, un celular, mi loca imaginación y al hombre de mis sueños…
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