Siempre había tenido ganas de visitar aquella isla. Había oído a cientos de personas hablar de las coloridas calles de Burano, de como daba la sensación de que paseabas por un arco iris sin fin.

Siempre había soñado con ver todos sus rincones, pero para cuando tuvo la oportunidad de visitarla el accidente ya había ocurrido, y no pudo disfrutar de su hermosa paleta de colores.

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