Es raro… ¿Saben? A veces me hago la pregunta de quien he llegado a ser por el autodescubrimiento de mi mismo, a través de varias etapas que han marcado mi adolescencia hacia mi crecimiento como adulto… Una de las experiencias que mas me han marcado ha sido hace años atrás, exactamente hace cuatro.

Tres meses luego de terminar la escuela por completo, decidí en marzo buscar algo que hacer con mi vida. Quería encontrar un propósito, algo que me entretuviera y me llenara como persona. Y ahora me lo cuestiono… ¿Fueron estas las raíces que me llevaron al camino del futuro, hacia mi aprendizaje? ¿Esto me ha transformado en lo sabio y elegante?

Durante una mañana de marzo, friolenta y extraña, me habían citado a una entrevista de trabajo. Estaba nervioso. Era mi primer y último trabajo dentro de este sistema laboral que la sociedad había creado a lo largo de su historia. Cuando entré al salón donde daría mi entrevista, lo primero que vi fue a dos mujeres de edad lejana a la mía. No recuerdo las palabras exactas dictadas por mi lengua, ni las palabras que surgían dentro de mi escandalosa mente. Pero si recuerdo algo… Me dieron el trabajo inmediatamente.

El primer día de trabajo sería dentro de unas semanas en el mismo mes de marzo. Como recién había salido de la escuela, no conocía mucho como moverme por las calles, ni conocía los transportes públicos que me llevaban más rápido a mi destino; había vivido en el campo muy lejos de la ciudad durante mucho tiempo. Mis amigos no me visitaban, y solo los veía en la escuela. El primer día estaba muy nervioso y temía pasarme el paradero que me dejaría a cuadras de mi trabajo… Y para el colmo, es exactamente lo que sucedió. Mi mente era tan poderosa, que todo lo que dictaba mis palabras y mis pensamientos se hacían realidad. Llegué atrasado el primer día de trabajo: unos cinco minutos, y yo estaba nervioso por que mis jefas se veían desagradables. No quería fallar el primer día y quería dar una buena percepción de mi, y me encontré con la sorpresa que mis jefas no estaban, así que una mujer que trabajaba allí me saludó con cariño y me adentró a las maravillosas técnicas de como hacer vida con las manos.

Fue la primera experiencia cercana que tuve con plantas, reproducción de plantas, crianza de plantas, cuidado de plantas, y todo lo que tuviese que ver con plantas… Plantas, plantas y más plantas. Llegué a convertirme en uno de los mejores vendedores del vivero junto a la mujer que me saludó el primer día, y además, era el único hombre que las jefas dejaban producir plantas; inclusive me dieron todo un sector de plantas para mi solo. Me construyeron un techo, me dieron todos los materiales necesarios y estaban dispuestas a que yo surgiera dentro de su trabajo.

Meses más tarde, una duda muy grande surgió en mi cabeza. ¿Que quiero ser en mi vida? No había entrado a la universidad como mis amigos, y solo me dediqué a trabajar medio año, laborando en un vivero y aprendiendo cosas nuevas. Me surgieron las dudas sobre el estudio, pero temía entrar al sistema universitario y pasar tantos años estudiando, para luego trabajar con contrato y que alguien me mandara día tras día, hasta que muriera.

Decidí renunciar al trabajo para dedicarme a estudiar. Deje mi lazo personal con mi compañera, y abandoné todo el trabajo arduo del vivero. Pero ahorme río de este proceso… ¿Renuncié para estudiar pero aún así no lo hice al año siguiente?

Una tormenta enorme pasaba por mi cabeza. Un ventarrón negro, grisáceo y oscuro atormentaba todo mi presente, estancandome contra el suelo sin poder avanzar con algún propósito en mi vida. Caí en un ciclo de lucha interna enorme, donde todos trataban de ayudarme. Con tanta ayuda recibida, y elogios por mi buena personalidad, me ayudó mi abuela para comenzar un pequeño emprendimiento. Solo partí con 1 billete.

¿Pequeño emprendimiento? Eso fue hace años. La experiencia laboral que tuve dentro del vivero, fue más que una experiencia. Adquirí un don increíble: aprendí a tocar la tierra con mis manos, ensuciarme hasta lo más profundo de mis uñas, y envolverme entre las sábanas de las cálidas arenas, y las frías aguas de plantas acuáticas, de las que mi emprendimiento se trataría. Aprendí, como nunca, un camino el que nunca pensé que tomaría. ¿Y para que les cuento esto? Una historia poca narrada, extraña y dudosa, por que este camino fue lo que me hizo ser yo.

Hoy me veo envuelto aquí entre las secas hojas de los juncos, y las olorosas flores de tulbaghias. Estoy en aquel jardín húmedo, dónde las libélulas crecen con la descomposición del agua y donde las ranas croan por las noches paradas sobre miles flores de lotos. Hoy, me encuentro aquí, nuevamente, en una etapa de re-armar mi vida: he cambiado de nido, he aprendido y maduro, he soltado la teta, y he volado con mis propias alas. ¿Quien soy hoy? Soy un pequeño cerebro, que suelta sus alas y vende su producción en mercados libres de impuestos; no me incluyo en un sistema laboral por contrato ni sueldo fijo, todas las ganancias son para este ser. ¿Quien soy yo hoy? Soy lo que quise ser, la experiencia de las plantas.

Pero no hay como cubrirme de tierra manchada, mojarme la cara y refregarme mis manos, con cada planta cultivada. Sus raíces las huelo entre mis narices, y me acuerdo de quien soy. Este camino que he tomado, de trabajar independiente, vivir de mi producción y no estar dentro del sistema, me ha servido para convertirme en lo que soy.

Soy, lo que yo mismo llamo, un ser sabio y elegante, con elocuencia extravagante, sincero y honesto, que no molesta ni a un insecto. Y no podrás creer, que muchos me envidian, por que tengo el sueño de vida, que muchos desean.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS