¿Cuándo crees que formas parte de un lugar aunque no lo hayas pisado?

Te lo digo: cuando piensas en él, hablas de él e incluso afirmas que has vivido allí en una vida pasada.

Son más de las seis de la mañana, lo veo en el reloj digital de la plaza. Siento nervios. Pero sonrío al ver la maleta cerrada sobre la cómoda.

Ya está, es de verdad. ¿Te late el corazón como a mí ahora mismo? Eso es porque has sentido lo mismo que yo y has llegado a un lugar donde no vives, pero al que perteneces.

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