Allá va muriendo el sol, el horizonte lo engulle calmado un día más. Lo veo allí donde convergen el hoy y el mañana. Vislumbro la cegadora resistencia dorada y su hermosa capitulación; Cómo el orgulloso oro se tiñe de rubor. Todo eso y mucho mas es lo que la ventana de este vagón me muestra. Pero solo el horizonte, y la pregunta que siempre suscita, importan de verdad. ¿Qué hay más allá?
Cada día un Ícaro estrellado; Espero con ansia mis alas
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