Estuve sentado horas en aquel banco en mí juventud solia sentarme en el a la salida del colegio. No sé porque razón estuve hoy allí, con la mirada fija como si mí retina tomara cuenta de cada cosa que durante años nunca vi. De la calle donde todo sucede pero nadie ve, la calle ciega, la calle oculta ,la calle llena de dibujos humanos en diferente actitud. Entonces tome mí propia foto ,inquieta impensada pero estaba allí .El pavimento como suelo fertil , la luminaria como escena que en algún momento desaparece y lo borra todo, haciendo de aquello un desierto hostil. Hay gente que corre,que camina que ignora cada suceso ,que apenas mira pero no ve Detrás niños y adolescentes que piden una limosna, hombres recogiendo cartones y abriendo contenedores con desechos de otros, es decir con nuestra propia sobra. Mujeres que venden su cuerpo sin placer alguno ,un discapacitado intentando que alguien se entere que está allí, un automovilista que insulta a otro sin sentido. Semáforos que dan paso a gente presurosa corriendo nadie sabrá a quien. La sirena de algún patrullero suena entonces la calle es silencio,incertidumbre y tensa espera, solo unos segundos hasta que vuelve a retomar su condición de protagonista.Alguna ambulancia hará del paisaje callejero el corredor de la vida y la muerte valla a saber para quien, tampoco es que importe demasiado. Una mujer vende pañuelos descartables para como dice darle de comer a sus hijos algunas otras con niños en brazos piden ,la calle ya tiene dibujado su día Las oficinas ven entrar y salir gente haciendo su trabajo. Entonces vuelvo a ver los carteles luminosos el secreto oculto de que todo está bien, de que nada sucede ,que la postal de la calle no es como la miras es como ella decide que debe ser. Cuando me levante de aquel lugar solo pensé lo que nunca había logrado observar detenidamente. Hice unas calles más por un lugar que me era familiar pero al que por lo visto le preste escasa atencion siempre. En algunas calles la gente se anontonaba chocaba entre si aun sin cruzarse una mirada. No falto la mujer bonita que le puso brillo a el día gris con su falda corta y sus curvas llamativas ,ni el señor de saco y corbata con porte elegante para darle a la calle la visión de glamour que requiere. En la entrada del subterráneo se agolpaban diferentes paisajes gente agolpada y de prisa ,alguien que detallaba un robo ,pero todo sucedía de rápido casi inalvertido. Comencé a cerrar paisajes de la calle ciega frente al vendedor de diarios ,el conocedor de calles en todas sus formas el guarda más historias que la propia calle en todo su esplendor ,claro que jamás sabremos que parte de la historia es real.Mientras me iba observé una mujer desde la mesa de un bar hablar a solas, hablar a nadie. Otros muchos con su celular en mano vivían su propia escena allí la calle no existe porqué ellos están más ciegos que ella Había pasado tanto tiempo desde mí adolescencia hasta aqui que entonces mí visión seguramente era la misma que hoy tendría esa gente que yo observé con atención. Más tarde ya frente a mí hoja de papel escribí la historia y le di cientos de matices le cambié palabras y argumentos cuántas veces la calle ciega se me vino a la memoria. Asumí que a las flor puede cambiarsele el lugar pero mantendra su aroma . La calle es eso se repite se potencia es el libro de miserias humanas más llamativo que nadie ha escrito.Se dibuja de Cenicienta en los amaneceres y fotografía el desvelo del corazón cada noche. La copia más fiel de lo que somos de lo que vemos,sabemos y ocultamos. Porque la calle nos hace ciegos de cualquier realidad propia o aJena poniendo en primer lugar nuestra propia ceguera. Entonces supe o apenas entendí que la calle conserva en su esencia tantos sentimientos encontrados ,tantas almas diferentes ,que prefiere que cada uno la mire lo observé y la viva como quiera. Mientras tanto ella quedará ciega pues no es posible ver de forma objetiva lo que todos quieren ver a su manera.

Juan Maradeo

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS