Historia de la Creación

Historia de la Creación

Silvia Useros

24/02/2019

Todo comenzó al cabo de unas horas. Exactamente, tres horas fueron necesarias para la creación. La vida se esparció tan rápido como esporas en primavera, creando una amalgama de formas de vida creadas a raíz de lo repulsivo y en la oscuridad, apareció una tenue vibración: la vida.

Esa mañana, la muchacha cogió sus cuadernos para hacer las anotaciones correspondientes al martes. Era afortunada por haber conseguido el puesto de becaria y tener la posibilidad de estudiar un espacio como estas cuevas. Colaborar en la investigación de espacios vírgenes era un lujo que no todos los biólogos tenían.

Rellenó los informes correspondientes y empezó a organizar los tubos para la toma de muestras de las plantas que crecían en ese tramo, únicas en toda Europa.

Primero, controlar el estado de la flora, después, el control toxicológico y el control evolutivo. Todo guardado con mimo y esmero.

Fuera hacía mucho frío pero en la cueva la humedad aumentaba la sensación de calor sofocante. Además, estaba cansada porque la noche anterior había quedado con unos amigos de la facultad. No los veía desde hacía siglos y decidió quedarse un poco más tarde de lo normal. No debería haberse bebido la última cerveza, pero pensó que por una vez haría algo divertido y se quedó recordando viejos tiempos.

Continuó sus tareas. Había que controlar la temperatura y la humedad de la cueva cada semana. Así que, lo primero que tenía que hacer es revisar que los datos estuvieran correctos y que no hubiera ningún problema con las máquinas. También tendría que analizar los niveles de radon para pasar el informe completo con los datos de la última semana y que no hubiera más fallos.

De repente, se empezó a sentir mal, mal de verdad. No pudo evitar una arcada en el tramo C6, para finalmente acabar vomitando un par de metros más lejos, a un lado del maltrecho túnel, junto a las formaciones cristalinas.

Se apartó el pelo de la cara y decidió marcharse, todo podría esperar. Hoy no era su mejor día.

Cuando el equipo volvió a la mañana siguiente para apuntar los datos rutinarios, se encontraron con esos hongos, de una tonalidad verde fluorescente y de unos dos o tres metros de alto, esparcidos por diferentes tramos del rocoso espacio.

Sin pronunciar palabra, se quedó un rato observando la galaxia de incomprensible vida que se había creado a su alrededor.

Ese organismo se había hecho con casi toda la cueva y había acampado en los túneles a sus anchas, creciendo por cada rincón y exterminando a las otras formas de vida de esa microesfera.

Era obvio que ella era la culpable de tal escenario de destrucción y creación a la vez. Al marcharse de la cueva sin haber limpiado su vómito el día anterior, había dado lugar a la formación de este inusual hongo. La materia orgánica de su vómito junto con el radón, había creado las condiciones perfectas para su creación. Ahora tendrían que limpiar rápidamente todos los tramos infectados para que el organismo no avanzase y destruyese las otras secciones de la cueva.

Las plantas de la cueva habían empezado a morir porque la humedad había sido alterada por las esporas del hongo. Además, las formaciones cristalinas que estaban en las partes centrales de la cueva estaban perdiendo su salinidad y estaban desapareciendo de una forma vertiginosa también.

No quedaba pues, ni un tercio de la vida que antes habitaba aquí. Vida y muerte tenían lugar a la vez, destruyendo de esta manera un ecosistema único en todo el mundo para dar paso a un nuevo nacimiento.

Pero, ¿y si les dijese que ese organismo repulsivo estuviera observando la escena? ¿Qué creen que opinaría?.

Ellos, viendo a su creadora observar todo su mundo, probablemente se cuestionarían su existencia.

Qué reconfortante es sentir la esencia propia y conocer nuestro origen. Es muy importante conocer los orígenes, no sólo nos explica quiénes somos sino también nos guía en nuestro recorrido vital.

Añadirían, “Creadora, ¿por qué nos exterminas después de darnos la vida?, ¿cuál es el crimen merecedor de este castigo? Nos destruyes sin compasión y ni siquiera nos das una respuesta a nuestras súplicas. Por alguna razón desconocida, nos acogiste en tu esencia y nos escupiste a la vida, dejándonos huérfanos en estas tierras húmedas. ¿Por qué nos destruyes después de darnos la vida? Nos ignoras sin compasión y ni siquiera contestas a nuestras preguntas”.

A lo lejos, una luz titubeaba al final de túnel, mostrando el comienzo de la cueva.

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