Entre cheetos y cazabitos

Entre cheetos y cazabitos

Indiana

19/02/2019

Hoy en la tarde, delante de mí en la caja para pagar en el supermercado, había unas poquitas cosas, pero no quien las iba a comprar.

Haciendo gala de la paciencia que nunca he tenido esperé hasta que llegó la persona, un rato después de mi arribo a la mencionada caja.

Entonces pensé, “bueno, ahora por fin va a pagar”.

Pero no…

La joven compradora empezó a preguntarle a la cajera del supermercado el precio de cada cosa.

Entonces pensé: “bueno, en realidadno son muchas…basta un poco más de calma”.

Luego de informada por la cajera, la compradora llama por su celular y reporta “a alguien” el precio de cada cosa, así como el total.

Entonces pensé: “bueno, ahora pagará todo o sólo una parte y dejará el resto”.

Pero no…

Agarra parte de las cosas y se va de la caja registradora.

Al rato regresa con otras cosas y vuelve a preguntar el precio de cada una.

Entonces pensé: “ahora si pagará por fin y ya todo habrá acabado en breve”.

Pero no…

La joven compradora le indica a la cajera del supermercado lo que va a comprar y lo que dejará.

Entonces pensé: “bueno, ahora sí”

Pero no…

Cuando la cajera informa el nuevo total, la joven compradora le indica a la cajera que pase 2000 bolívares por “esta tarjeta” y el resto por “esta otra”.

La cajera procede según las indicaciones.

Entonces pensé: “¡qué fastidio!, pero ya va pagar… sólo un tantito más de calma”.

Pero no…

Cuando la segunda tarjeta va a ser pasada por la cajera, la joven compradora dice: “… a ver si pasa”.

Entonces temblé.

Recé 13 padrenuestros y siete avemarías en tiempo récord Guinness para que la tarjeta pasara.

Y pasó.

En ese momento me reconvertí al catolicismo.

Sólo yo me enteré de toda esta epopeya librada en mi interior, la paciencia y caridad cristianas inculcadas desde la niñez contra las furias innominadas que todos llevamos por dentro y puestas a la prueba más dura en la actualidad venezolana.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS