Revisando la valija de Dragón Ball, me pude percatar que faltaban dos pañales y mi biberón. La fuga sería a las seis, antes de que mamá despertara. Sarita me esperaba inquieta y mi iPhone kids no paraba de sonar.
—Cuando mamá termine de escurrir sus babas sobre la almohada, será el momento de escapar—
Comencé a patear su panza y su vejiga clamó por visitar el retrete, entonces mamá despertó. Ajusté mi casco, pero una voz como empacada al vacío dijo:
—SEÑORA, EL BEBÉ NACERÀ EL VEINTITRES.
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