¡No ,déjame!

Se oye desde el fondo,cada silaba va conquistando el silencio que alberga el pasillo. Oidos ajenos se hacen eco de la exclamación alertando a los celebros de que puede ser eminente el momento de actuar ante una emergencia.

¡Que me dejes!

Otra aclamación que surja el mar de imprevistas expectativas hacia la alerta. Todos en su habitación a la espera de lo que parece una nueva queja. Unos preocupados,otros asustados,algunos incluso disfrutando de la duda del momento,pero nadie se atreve a salir al pasillo para verificar el porque de esos gritos,.Todos nos creemos solidarios,tolerantes dispuestos a actuar si hiciera falta;Pero ¿Hasta donde?

El propio egoísmo,el sentido de supervivencia,la vida que enseña ,nos hace ser precavidos por lo que esperamos a que todo se solucione por su propio pie.

¡Dejame darte un besito!

Esta última frase sonó mas dulce,mas tenue aunque la intensidad de su sonido irrumpió de nuevo en todos los oyentes pero esta vez no alertó sino que relajo el ambiente personal,tranquilizó la marea de incertidumbre sacando alguna que otra sonrisa .Claro está que no todo es lo parece .El tiempo pone todo en su lugar hasta nuestra cobardía.

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