RESISTIR PARA RE-EXISTIR

RESISTIR PARA RE-EXISTIR

Lucía SF

12/02/2019

Madrid, 14 de febrero de 2019

Querida Ana:

Tras tu llamada telefónica me he quedado pensando un largo rato en tu llanto y esta estupidez que has resaltado una y otra vez que desde las cenizas de un mal fuego apagado, los pedazos rotos y las caídas al vacío «se vuelve a nacer«. Esta gilipollez, querida, de la que no tienes culpa, es una causa efecto de esta era de libros de autoayuda y “ayudantes”, a mi personalmente me chirría y me deja un trozo de papel pegado a la herida que no cura ni sana pero que ahí se queda empapado de rojo fuego para dejar debajo la piel como nunca había sido antes.

Siempre entendí que cuando algo nace, nace de la nada partiendo de cero. CERO. Inmaculado de dolor, prejuicio, experiencia y con todas las tripas en su sitio. Efectivamente es todo lo contrario a las brechas de las dudas de las que resurjas, (no de las que «renaces», Ana), los chichones de la decepción y las quemaduras en tercer grado de la indiferencia.

No.

No se puede volver a nacer tras una trayectoria feroz. Todo lo que nace, lo hace desde una sinergia en un algo que reacciona con otro algo para que un tercer algo sea el fruto de un preámbulo de algos inmaculados e inexpertos en dolor, prejuicios, experiencias y de un solo trozo.

Importante: un solo trozo.

Sin embargo, no te lo niego, desde esas cenizas de las que hablas, los pedazos rotos, los arañazos y los saltos al vacío aparece el encanto del desencanto.

Ese pellizco, Ana.

Ese poquito a poco que recuperas de cada resquicio en cada herida de guerra aún a sabiendas que se quedará abierta sin escocer tanto ya, cuando ahora RESISTE.

Ese despertar en tus propias manos cuando te acaricias con cuidado cada esquinita de tu alma que ahora se RESISTE al anhelo de la eternidad de cada instante. De «aquello».

Ese sabor no tan amargo ya, que encuentras en la soledad de tu rincón favorito RESISTIENDO al abandono.

Esa luz que irradias ahora por cada sitio al pasar, bella mía, que antes se resistía en tu agonía.

Esa autenticidad tuya que RESISTÍA en el otro cuando sólo así veías el sentido a la vida.

Por todo esto y más, no se renace, Ana.

SE RESISTE.

Resistencia.

Resistir para re-existir.

¿no te parece?

L.

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