No perderé de mi memoria

deshecha y acortada,

la última visita a la casa

de mi madre.

antes de llegar

la calle.

Las tiendas, los locales llameantes,

los pollos dando vueltas, eclécticos,

en círculos viciosos

y grasosos.

Los tejares de zinc, la calle.

El alquitrán por piso, el andén.

Luego la cuadra y el limonero

de aromas sanadores

para mis manos mustias,

la cuadra,

larga línea

encuadernada

de puertas,

garajes,

reja,

limonero, límite.

La cuadra de juegos y castigos, de rídiculas

declaraciones a niñitas sardinas y de caídas

de bicicleta.

«de esquina a esquina» me gritaba mi mamá,

«de esquina a

esquina.»

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