FREGARSE AL DÉBIL PARA ACUMULAR RIQUEZA ES LA CONSIGNA.

FREGARSE AL DÉBIL PARA ACUMULAR RIQUEZA ES LA CONSIGNA.

¿HACER CARRERA EN UNA EMPRESA?

Mi hermano menor, Ingeniero en Cibernética por la Universidad La Salle, trabajaba como out-sursing, o consultor externo en programación y le iba bastante bien pero un día le vinieron con el cuento de que habría en su empresa una re-estructuración de personal. Le dijeron que quienes se avinieran a ella conservarían el trabajo y hasta serían promovidos a mejores puestos, pese a los consejos de mi madre de que no lo hiciera, aceptó el trato y al día siguiente lo corrieron sin liquidación y sin nada. El asunto es que no es el primero, ni el único caso que conozco, ejecutivos de medio escalafón hacia arriba en importantes financieras o bancos, fieles empleados de enormes fundidoras, secretarios particulares de importantes políticos (que dicen no serlo) y un largo etcétera.

El común denominador es que se trata de ejecutivos con licenciatura, másters en los EE.UU, maestrías e incluso doctorados. Todos ellos han visto repentinamente desmoronadas sus carreras, han sido echados sin más ni más valiéndose incluso de trucos bajos y sucios como el ya descrito o inventarles supuestos acosos sexuales a despampanantes y vulgares “secretarias” que antes nunca habían sido vistas por nadie en la empresa en cuestión pero que no sería extraño que hubiesen sacado a la tal Petrita Domínguez Cacho, de algún burlesque nomás para representar la papeleta y así evitar liquidar al viejo Lic. Camargo.

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No importa a costa de qué ni de quién, tampoco las carreras ni vidas personales y familiares destruidas, lo único que realmente importa es entregar a los inversionistas reducir al ridículo los costos de operación, incrementar las ventas y entregar a los inversionistas colosales márgenes de utilidad. Es por eso que las inmobiliarias, por citar un ejemplo, ya no se interesan por tipos como yo, agentes de ventas que se acerquen a los 40 años de edad y mucho menos que rebasen los cincuenta, sesenta o setenta aunque eso, para el dueño de un inmueble pueda representar la seguridad de que su inversión, quizá única y producto del trabajo de toda su vida, está en buenas manos y va a ser bien manejada. ¡No! Nada de eso interesa porque al experimentado agente hay que pagarle la mitad de la comisión que cobra la empresa, es decir, el 2,5% del valor de la operación mientras a un joven inexperto, y con frecuencia iletrado, le pagan tan solo el ,08 o a lo sumo el 1%. La calidad pasa al terreno de lo ilusorio e inexistente porque, después de todo, abatir costos e incrementar utilidades se llama el juego. ¡Capitalismo salvaje y descarnado pues!

¿MATANDO A LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO?

Las empresas, especialmente transnacionales, se sienten muy inteligentes y orgullosas de este jueguito, en alguna boda de gente muy adinerada y pípiris nice, he tenido la oportunidad de escuchar sus comentarios a la mesa. Lo que quizá saben, pero tampoco les interesa es el hecho de que están matando la base de la productividad y destruyéndola, como un elefante enfurecido en una cristalería bávara. No les importa considerar que la productividad reside en el incentivo que pueda o no tener un empleado o ejecutivo para hacer bien y con entusiasmo su trabajo.

Cada puñalada trapera a un empleado, a un ejecutivo de mediano o alto nivel es un mensaje que reza: “No importa que hagas tu trabajo bien o mal, tan solo dedícate a flotar por ahí sin llamar demasiado la atención y subsiste el tiempo que puedas porque no hay nada más allá del horizonte inmediato”. Así de grave es el asunto. Y luego los sesudos analistas de la T.V. , periódicos y revistas especializadas en economía, política y temas financieros, se desgastan el coco tratando de encontrar una fórmula mágica que incremente sustancialmente el Producto Interno Bruto del país y así poder tener una sociedad más justa y equitativa, como si la mera generación de riqueza resolviera el problema de la equidad y justicia en su distribución.

NO ESTUDIES UNA CARRERA UNIVERSITARIA, MEJOR APRENDE PLOMERÍA, ELECTRICIDAD O ALGO ASÍ.

Entre los avances tecnológicos, especialmente cibernéticos, las pésimas políticas fiscales de gravar con desmesura la generación de riqueza, la brutal y estúpida ambición de muchos “empresarios” y la total carencia de políticas educativas bien diseñadas, orientadas, sólidas y consistentes. La verdad es que el asunto no pinta nada bien por mucho que uno quisiera ser entusiasta y positivo. En cierta forma sucede algo como en la Segunda Guerra Mundial, en donde los que ejercían los oficios de plomero, electricista, mecánico, mecánico industrial, etcétera fueron los principales sobrevivientes porque se convirtieron en elementos indispensables para que otros pudieran sobrevivir con cierta comodidad. Y esto ya algunos opinólogos profesionales lo están divulgando no con mucho disimulo que digamos.

DEL CAMPO YA NI HABLAR…

En algunos países europeos, como Francia, la gente de clase media del campo vive mucho mejor que algunos riquillos de las capitales y es que gozan de unos apoyos y sobreprotección gubernamentales que son verdaderamente fabulosos, pero en México, y América Latina, en general, el panorama es dramáticamente distinto. En el caso mexicano Lázaro Cárdenas, el amado “Tata Lázaro”, se dedicó a expropiar tierras mandando a muchos pequeños y medianos productores a la miseria para repartir las tierras en pequeñas parcelas que los beneficiados no pudieron, supieron, y no en pocos casos, tampoco quisieron trabajar en forma adecuada, ordenada y realmente productiva.

No veo en el corto ni mediano plazos políticas públicas, ni intenciones del gran capital privado de cambiar o revertir esta situación y por tanto siento que el trabajo de calidad está viviendo sus últimos y cada vez más pesados días. Lo que prevalece hoy en día en México es la explotación, deshumanización y falta de solidaridad, no es casual que tantos millones desesperanzados quieran irse a los EE.UU. O bien tener jóvenes como Yerid, que a sus escazos once años de edad, sueña con «trabajar»como padrote y regentear muchas «viejas» para sentirse y verse muy machín y tener mucho dinero fácil. FIN

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