Si no te hubiera conocido.

Si no te hubiera conocido.

Sentado, solitario y arrinconado en aquel asiento viejo, navegando en silencio, en las penurias de mis pensamiento, mis recuerdos.

Embriagado de preguntas sin respuesta, la vida cada vez me parece más absurda, mirar hacia atrás y ver lo poco que he avanzado, y el largo camino al que no estoy dispuesto a recorrer ¡oh, la vida es tan pesada ahora!, me pesa reír, me pesa amar, me pesa respirar, me pesa fingir cada mañana.

Cada respiro, cada pensamiento, cada segundo, son una plegaria en silencio elevado al cielo, pidiendo que aquel ser supremo que durante años renegué.

Pidiendo que aligere la carga, o cuanto menos que se lleve el alma, esta alma triste y gris, porque ¿qué sentido tiene la vida? Muchas veces me creí esas mentiras de que la vida era bella, ¡no! ¡no lo es! cada respiro es un aguja en el pecho que atraviesa este tonto corazón, que no hace más que sufrir y recordar aquellos momentos cuando probó eso a lo que llaman felicidad.

Desearía no haberte conocido, tal vez así no tendría que odiarte, odiarte por dejarme aquí abandonado, botado, acorralado, tal vez si no te hubiera conocido, no me hubiera enamorado de tu sonrisa, de tu pelo y de tu voz, ¡Maldito sea tu nombre! Adoraba tus besos, tus caricias y tus palabras, amaba tu aroma, tu mirada y tu calor.

No hay noche en que tu voz no suene en el interior de mi cabeza, no hay día en que una lagrima lleve tu nombre y recorra lentamente mi rostro, sentir como lentamente pierde su calor y muere.

Así como llegaste te fuiste, sin previo aviso, sin decir adiós, sin palabras, sin miradas, sin calor. Pues ahora entiendo que por mucho que lo prometieras, nunca fuiste mía, ni yo fui tuyo, nunca nos complementamos. Creí ver mi reflejo en tus ojos, en tu sonrisa, en tus labios y en tus palabras, creí que bailábamos eternamente cuando desnudos hacíamos el amor. Todo fue mentira, pues, jamas me perteneciste, jamas fuimos nosotros.

Creímos que nos complementábamos, que nos pertenecíamos, pero al final del camino todo fue mentira, sin embargo sigues aquí, palideciendo mi existencia, entorpeciendo mi felicidad. Es difícil tenerte mientas no estas aquí, es difícil desear tus besos, tus abrazos y tus caricias, duele quedarse contigo en el alma cuando tu tienes que partir.

La vida es más difícil ahora, y solo me encuentro sentado en este apartado y viejo sillón, viendo lo extremadamente bella que eres, recostada en ese carruaje, lista para tu ultimo viaje. Nada de esto hubiera pasado si no te hubiera conocido.

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