Una noche fría, una noche más por esta calle que parece que no tiene final. Toda mi vida subiendo y bajando está dichosa calle, días en los cuáles llovía a cántaros, días soleados de los más calurosos. Bajadas llenas de tristeza y subidas repletas de felicidad, o simplemente ambas a la vez. Es gracioso que una sencilla calle me haya visto crecer, y no solo esa calle, sino también todos los locales acomodados en la acera.

No puedo evitar pasar al lado de aquella panadería, donde iba con mi madre a recoger el pan recién hecho; es pararme delante de su puerta y poder oler el pan recién horneado.

Unos pasos más adelante se situa un antiguo establecimiento donde antes se encontraba un videoclub, ahí solía alquilar videojuegos y películas cuando era un «pequeñajo», el cuál tenía la regla de alquilarlo un sábado ya que el domingo cerraba, entonces podía disfrutar del juego o película hasta el lunes. He de admitir que ese truquito me lo enseñó mi madre.

Seguir caminando y como no, aún sigue ese kiosko llamado «Toffe» en el que a día de hoy sigo comprando chucherías y demases «cochinadas» poco saludables. Puedo verme justo en el parque de enfrente del local, delante del banco donde se sentaba mi abuelo esperando impaciente a que me diese unos «duros» para gastarlos lo más rápidamente en aquel kiosko. En consecuencia, acababa con unos dolores de barriga terribles pero era feliz.

Prácticamente todo sigue igual el mismo supermercado al lado de la librería que hace esquina. El tiempo pasa y a medida que camino me voy haciendo mayor. Esta calle no solo me ha visto en mi niñez, sí no también mi adolescencia. Me ha visto bajando en bicicleta una cantidad incontable de veces, me ha visto correr, me ha visto subir no en mis plenas facultades después de una noche ajetreada.

Pero es cierto que hay otra cosa que sigue igual. Antes de empezar la subida a mi casa, me quedo observando la inmensidad de la calle. Parece infinita, parece que a medida que voy caminando me voy haciendo viejo, miro hacia los lados y solo veo recuerdos. Si lo piensas la vida es una calle, caminas y caminas, conoces sitios, conoces gente y buscas llegar al final para descansar. La vida es como esta calle, una recta donde buscas llegar al final, llegar a casa.

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