Con cada amanecer, crece la lucha.

Mi filosofia de vida consiste en creer que toda persona, que todo ser tiene un lugar en este mundo.

Que toda vida tiene un final fijado en un calendario que desconocemos, pero que ha de ocurrir hagamos lo que hagamos.

Bello vivir en paz, tranquila la conciencia, esquiva la enfermedad y ausente el dolor.

Presente siempre en la mente que no nacemos para vivir apartados en un mundo en el que seamos los protagonistas.

Solo somos los actores de una tragicomedia escrita por manos invisibles muy a nuestro pesar, y que aunque en algún momento nos creamos los actores de papel principal, solo somos las marionetas de nuestro destino fijado más allá de las estrellas, quizás en una galaxia lejana que un día tal vez podamos conocer.

A veces perdida la memoria, triste el presagio y cruda la realidad, caminamos rumbo al final de un destino que a todos un día nos espera en la esquina que mañana vamos a cruzar.

Ausente la mirada pensando y soñando en un mundo mejor, ilusionados creyendo que mañana será un más bello día sin darnos cuenta que ese día se escapa a nuestra voluntad.

Y cuando el final nos llegue, lo único importante es haber vivido conforme a unos principios a unos ideales que le hayan dado sentido a nuestra vida, que no nos haga ver la muerte como un monstruo sino como el principio de otro camino diferente para empezar a recorrer.

Que la muerte no nos vea con los ojos muy abiertos por temor, por no haber dado nada de nosotros a ningún ser y temer por lo de deberíamos haber hecho y no hicimos

Entonces podremos cerrar los ojos e irnos tranquilos para recorrer el camino que nuevo se nos presenta ante la mirada incrédula y la esperanza en el corazón.

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