Visita al médico.

Visita al médico.

luis gazze

07/12/2018

-Buen día, con el consultorio del doctor Jablonowski ? – pregunto a la mujer que atiende el teléfono.

-El doctor atiende los miércoles. – contesta con voz enojada.

-En qué horario?- intento averiguar pero ya había cortado.

Finalmente consigo una cita.

Es mediados de diciembre y hay poco tránsito en la ciudad de Buenos Aires, los comercios están casi vacíos anticipando la miseria que se avecina.

Tengo cita a las doce y faltan diez minutos.

Las doce y cuarto, las doce y veinticinco, las doce y treinta, por fin baja la secretaria a abrirme.

La sala de espera pintada de blanco tiene partes descascaradas y está abarrotada de carpetas apiladas en el piso formando torres. En la única pared libre hay una serie de cuadritos colgados con diplomas y títulos… pero son de un contador.

Al rato me llama el doctor, entro al consultorio, También ahí hay pilas de carpetas que llegan hasta donde está la camilla.

Está leyendo y me saluda sin mirarme, señala con el dedo una silla donde sentarme, de sus hombros le cuelga una bata desprendida que deja ver una panza redonda y en su cabeza una kipá sostenida con una hebilla que tapa su pelada de hombre de sesenta y pico.

Tiene barba canosa como la de un patriarca, que me recuerda a los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Arabe que donó mi abuelo Moisés, quizá fuera ésa la razón por la que asistíamos a ese culto, donde se comulgaba con un pan árabe traído de la Capital y que mi padre no me dejaba comer «por sucios».-Mirale las uñas.- repetía.

Me dispara una pregunta:

Su apellido viene de la franja de Gaza ?-

Sorprendido le digo que no.

-Pero de dónde es? árabe , palestino…?-

-De la Gran Siria , es un apellido de origen semita deformado…-

Me interrumpe como si no le interesara mi respuesta

Con sus palabras empieza a bombardear Palestina y Siria.

Me mira y me pregunta casi afirmando :

-Pero en su casa se hablaba árabe ?-

No sé porque la conversación se torna áspera, creo que cuando le digo que era ateo y que Israel era un Estado religioso y no político.

-Qué estamos discutiendo? Todo es un sinsentido, me desconecto cuando él entra en una dialéctica vertiginosa, lo escucho decir palabras con una fuerte inflexión autoritaria.

A mi no me importa mucho , lo interrumpo y le dejo en claro cuando habla de razas es que no hay razas sino etnias.

-De raza son los perros, Doctor.-

No me sobran las palabras y no tengo ganas de escuchar ni una sílaba mas. Con el doctor no hay remedio.

Me va a venir a mí con hebraismos, justo a mi que un hermano de mi padre fué llamado Israel antes de la creación del Estado. No sé porqué evito decirle que fui bautizado en dos iglesias, en la católica y en la ortodoxa y que más tarde en el colegio donde estaba pupilo me «hice el protestante» para zafar de la tarde de deportes, de las prácticas de baseball o de básquet y que años después viviendo en Brasil fuí «fardado» de la Igreja do Ceu , título que me permitía comulgar la infusión de una raíz amazónica, la Yurubeba, en lugar de una hostia y con un resultado alúcinogeno que sólo hace efecto si se canta en grupo.

Parece refugiado en sus palabras :

-Hay que volver al Sion- Dice.

Con la poca convicción que me queda y perdido en todo un planteo que no tiene que ver con mi dificultad para respirar, me pongo de pié al lado de la camilla y le pregunto :

-Digo treinta y tres.?-

– Cómo?- pregunta.

Ahora el sorprendido es él.

Tiene que bajar 25 kg por lo menos.- Dictamina.

-Pero doctor, adelgacé veititrés kilos- le digo.

– Entonces baje 10.-

Le cuento lo que para mí fue un gran logro: dejar de fumar despues de cincuenta años y que fumaba más de un atado por dia.

-Dejó de golpe ?- me pregunta.

-Si, y eso que fumaba mucho, pero lo logré.-

-Mal hecho, muy mal hecho…! Hay que dejar de a poco porque si no trae sus consecuencias.

No sé para qué le digo que un homeópata me esta aplicando apitoxina, un veneno de avispas que mejoró muchísimo mi artritis.

Se indigna.

-Usted sabe si figura eso en los libros de medicina? Le consta eso?

Noooo! Claro que no. No figura, por lo tanto eso no es medicina, habráse visto.-

Si supiera éste que veinte años atrás, volando de fiebre en la selva amázonica y después de varios dias sin poder levantarme de la hamaca por los dolores en todo el cuerpo, una de mis cocineras me dice que llamará al curandero.

Al shamán, el Pai Dos Passos.

-Anda a procurarlo -le pido casi llorando.

Abro los ojos y lo veo.

Adornado con plumas, collares y con su labio inferior deformado por un aro, casi desnudo,me habla y me resulta imposible entender lo que dice .

Fuma un cigarro y me tira el humo en la cara mientras me pone distintas hojas en el cuerpo.

Cada planta tiene su ícaro, su rezo cantado.

«Ya se me va a pasar” supe en ese momento.

Hay algo palmario al oírlo cantar sus icaros donde, ni las palabras ni la comprensión del texto son imprescindibles, pero sí la melodía y que el curandero sienta, que comparta su espíritu porque es el mensaje del ícaro el que cura. Esos conocimientos no le fueron revelados en ningún libro.

-Que fantásticos estos brujos, que sanan con cánticos y con bailes- pienso, ya tranquilo.

-Le puedo preguntar qué lee en ese libro forrado ?-

Saco el forro y cuando el doctor ve la tapa se transforma.

-Esther… Esther, mirá lo que esta leyendo acá el joven, el libro de Cristina.-

Vascilando, agarro mis cosas y salgo callado del consultorio, apurado por salir a deambular por el barrio y comprar un buen pastrón.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS