Perfume de las rosas. Entonando perfecto con imágenes sepia de un pasado que se describe en un mañana multicolor.
Prosa de un amor que desencadena con ecos hacia la historia. Una historia pequeña, local. Con resultados de generaciones prósperas, con sus respectivos sabores agridulces y amargos. Como en toda familia que se precie de humanidad comienza y termina.
«Con el amor más grande, dedico la presente a mi adorado Dimas», reza la dedicatoria de una mujer hacia el dueño de sus alboradas. Profesando la razón pura de un sentimiento que no expira, con todo y sus luces y sombras.
Tortuoso camino, que representa el amar con todas las fuerzas del alma. Dolor, sacrificio, y espinas. No solo la fragancia de la rosa.
Con respectivas culpas, se viven los caminos de la vida, cuando al final de la aventura el epitafio expresa «Al pie de tu tumba fría, te vengo a pedir asilo, después de lo consumado, difícil vivir tranquilo». Palabras del hombre, que en retribución irónica de una relación extraña, añaden además de culpa, un verdadero dolor que encarna.
Pero amar es dolor, a quien no duele, no ama, no amó. De quien no duele, no hay nada.
Y de esa dicotomía eterna del amor y el dolor, deviene el porvenir de carne, los resultados de la unión. Familias y familias que celebran a raíz de esta sonata de luna llena, un presente al por mayor.
Ahora, desde el presente, al observar las vestigios de mi familia, los expedientes cíclicos de toda una vida, puedo aprender que el claro-oscuro, el dulce-amargo, el rosa y el carmesí, resultan de una existencia bien aprendida.
Que el todo es más que la suma de sus partes, que somos todo y nada. Que somos amor y odio, y que sin eso no somos nada.
Que sentir de verdad viene del amar de verdad, y que de nada sirve la luz, sin la oscuridad.
De los eternos códices del tiempo, no todas las grandes cartas de fervor están escritas con tinta, no todos los grandes amantes en el correr de la historia dejaron plasmado en papel su sentir.
A veces, sólo hay que ver una fotografía, un holograma táctil colocado en su punto más álgido en el panorama estelar.
A veces, sólo hay que escuchar a un recién nacido llorar.
En resumidas cuentas y a modo de proyección astral. ¿Qué es el perfume de la rosa sin su respectivo brote causal?
Me permito entender, basada en los fantasmas del pasado y del futuro, que mi familia recibe como herencia preconcebida lazos de sangre, de amor, de odio, de pasión, de todo lo relacionado con este rubro.
Y, sobre todo, que de rosa y carmesí, se componen las bases de la vida, de la muerte, del mundo.
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