Cuando triunfa el amor

Cuando triunfa el amor

Con la prestancia de un mozalbete penetró en la oficina y arrellanándose en su buró; tomó como tantas veces aquella fotografía enmarcada en negro donde tres personas permanecían con el rostro cubierto por dos corazones…” ¡Hay viejos, tan grande su amor que les impedía ver más allá de su pequeño mundo!”

Desde bien chico y como a todo guajirito le educaron en el dominio de los quehaceres del campo, pero una vez descubierto el maravilloso mundo de las letras y los números, comprendió que para siempre su futuro estaría indisolublemente ligado al universo del saber y muy distante de todo cuanto le rodeaba, el padre alarmado no paraba de alertar a su esposa, “vieja, sácale de la cabeza esa idea loca de ser maestro, ese no es buen camino para el muchacho”, “déjale, todavía es muy pequeñín, además le encantan los estudios y eso es bueno para su futuro”, “usted sabrá”, concluía el viejo y desde ese mismo instante, fue una fórmula eficaz para fijar en su mente los contenidos recibidos en el aula. No quedando una sola planta de plátano del patio sin recibir sus clases. Al reproducirle exactamente con unos trozos de carbón vegetal sobre un pedazo de zinc viejo, una por una todas las lecciones recibidas de su maestra; en aquel bohío transformado en escuela rural a través del trabajo de todos los vecinos y al que sin importar buenos o malos tiempos, asistió puntualmente ensillado sobre su yegüita Pomarrosa ¡Su inolvidable maestra!; de la que tantas cosas hermosas aprendió, como cuando a finales del mes de mayo del 1967 y ya cursando el sexto grado, un rabo de nube se empecinó en destruir al viejo bohío y solo pudo arrancarle parte de la cobija al techo de guano de palma cana, pero dejando a todos los alumnos muy apesadumbrados, “bien niños, a enjugar esas lágrimas que solo ha sido un pequeño tornado en comparación con la tormenta que hoy se cierne sobre el cielo del hermano pueblo Vietnamita, allí, el imperialismo invasor día y noche deja caer su mortífera metralla y aun en esas inhumanas condiciones, sus niños no dejan de asistir a clases. En honor a la resistencia heroica del pueblo vietnamita este año se llama “Año del Vietnam Heroico” y nosotros en homenaje a sus niños a partir de hoy impartiremos las clases debajo de los árboles con materiales rústicos, de igual manera a como lo hacen ellos”. Desde ese instante desandaba a pie la media legua que separaba su hogar de la escuela: jolongo de libros al hombro y su Nón Lá” o sombrero cónico Vietnamita protegiéndole del ardiente sol, el mismo que con ayuda de su madre logró fabricar empleando para ello fibras de la hoja de palma, muy a semejanza de cómo se elaboran los guajiros sombreros de yarey.

Ya durante sus estudios secundarios y preuniversitarios, cambió la forma pero la esencia continuaba siendo la misma. Responsable de un equipo de estudio, reproducía a sus alumnos todo lo aprendido de sus profesores, algo que le facilitó llegar a alumno más aventajado; terminar en el primer lugar del escalafón al concluir el preuniversitario y además poder escoger la carrera de su predilección, pero al conocer de su decisión; los viejos pusieron el grito en el cielo, “¿tú estás loco? Tanto machucarte en los estudios para al final morir encerrado dentro de un aula enseñando a una pila de chiquillos malcriados, por el amor de Dios hijo mío, si al menos fueras ingeniero o doctor, ya eso es otra cosa, pero maestro”, “si hijo, escucha a tu padre”, le apoyaba la madre, “nosotros te queremos mucho y solo deseamos lo mejor para ti, un maestro es necesario, pero nunca se puede parar donde se para un doctor”…“Permiso”, la entrada de la secretaria le devuelve a la realidad, “rector, recuerde que dentro de media hora es el encuentro con las delegaciones extranjeras que participaran en el acto de entrega de la distinción de Universidad de Excelencia”, “gracias Carmen, ya estoy de salida” y colocando la fotografía enmarcada en negro; donde tres personas permanecían con el rostro cubierto, les miró con dolor y casi en un lamento les expresó, “¡Hay viejos, tan grande su amor que les impedía ver más allá de su pequeño mundo!, por eso desde ese momento triste nuestros rostros han permanecido tapados por dos grandes corazones”…y con la prestancia de un mozalbete salió de su oficina, cerrando la puerta tras de sí.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS