Mas allá del sur del continente americano, en la Isla de Tierra del Fuego, tiende un manto de recuerdos sobre una colina ahuyentada por los fuertes vientos, y acogida por empinadas montañas nevadas.
Un monolito se asoma, se puede ver de lejos, aunque es indiferente para muchas personas nativas y apreciado por numerosos turistas.
Tiende en un manto verde plagado de margaritas, el monolito, que encierra nostalgias de aquella llamada «Casa de Hierro», pionera entre muchas viviendas, construida por valientes hombres provenientes de lejanas tierras, venidos por sus goletas plagadas de chapas y maderas, sorteando trabajosamente increpadas olas del Océano Atlántico.
Casa de Hierro…moldeada por bellas habitaciones, hogares y anhelos.
Hoy reconstruida para añorar esos recuerdos en suelo chileno, entre archipiélagos de la Isla Navarino. Apreciada , casi venerada, pero olvidada por la Isla del fin del mundo, donde estos hombres soñadores plantaron con espíritu aventurero sus sueños.
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