LEVÁNTATE Y ANDA
Como dijo el poeta: “caminante no hay camino, se hace camino al andar…” La vida transcurría con las actividades cotidianas; mis estudios de medicina, los cuales hacían sentir entusiasmo por aprender y practicar para ayudar a la gente. Estudiar medicina es una tarea apasionante, comprometida, demanda ética, requiere mucho compromiso.
Salí de casa un martes temprano, como rutina, ese día tendría examen, habría tiempo para repasar con algunos compañeros. En esta ciudad, como en muchas, es un caos el tránsito, por esa razón generalmente tomaba precauciones para no tener retraso en mi asistencia. Llegué a un crucero, debo decir que muy complicado para avanzar. Estaba esperando la luz verde en el semáforo y crucé. Al dar la vuelta para poder entrar a periférico, se desplomó el mundo sobre mí. En ese instante, sin perder la conciencia, no tenía idea de lo sucedido. Mi auto estaba aplastando mi cuerpo. Escuchaba mucho ruido y no tenía manera de moverme. Después de una eternidad (para mí), se acercaron personas para saber si el conductor estaba vivo. La escena podría revelar que quien manejaba no podría haber sobrevivido. Así, después de no sé cuánto tiempo, logré escuchar el aviso de ¿ambulancia o patrulla? Cuando llegaron al auto supe que eran paramédicos, comenzaron a preguntar para saber si había vida, respondí con apenas aliento, necesitaba que supieran que estaba con vida. Conforme hablaban yo contestaba, me daban aliento pretendiendo que me tranquilizara y supiera que estaban haciendo lo indecible por rescatarme. Los fierros retorcidos del que fuera un automóvil, hacían casi imposible que pudieran sacarme. Llegaron los bomberos para cortar el metal, Así transcurrió otra eternidad. Por fin lo que tanto deseaba, lograron sacarme, me inmovilizaron, me colocaron en la ambulancia y avanzamos. En el camino logré decirles mi nombre, el nombre y teléfono de mi familia. Me colocaron oxígeno. En ese momento nadie sabía cuál era mi estado de salud. Llegamos al hospital y comenzó la exploración; las radiografías, resonancia magnética, suero, estudios de laboratorio. Llegó mi madre con una tía. ¡Mi madre! Una guerrera con una enfermedad degenerativa, progresiva y mortal; la razón por la cual estudio medicina. Después de todos los procedimientos, incluyendo pruebas neurológicas, determinaron paraplejia. Aquel camión de basura que cayó sobre mí desde el segundo piso, causó tales lesiones que ya no volvería a caminar. Que impacto para mis proyectos, para mi vida y la de mi madre.
Después de un largo proceso interdisciplinario, me levanté y anduve con mi silla de ruedas. Terminé la carrera de medicina y decidí especializarme en psiquiatría.
Hoy estoy haciendo camino, me dedico a dar consultas, conferencias y decidí comenzar a nadar. He competido, mis nuevos proyectos son casarme con mi novio, ya me ha dado el anillo de compromiso y llegar a unos juegos paralímpicos. Conocí gente maravillosa en este camino. Sin ser fácil y con el apoyo familiar y de amigos, he marcado mi sendero con cada rodada de mi silla y cada brazada en el agua.
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