Me pregunto cuántas veces habré pensado en salir… pero me quedo encerrado. Risas y llantos del otro lado, será mi imaginación o delirio por estar encadenado. Hace tiempo que no veo el sol, los cálidos rayos que me gustaban tanto. Pero no soy exigente… al menos quisiera sentir el granizo helado o que me pegue un trueno y sentir la dicha de estar lastimado.

Mente en blanco en mi entorno oscuro, negro corazón por el óxido de cadenas con eslabones ásperos, que a lo largo de mi encierro se forjaron. Eslabones de expectativas no cumplidas por la gente que en mi confiaron, eslabones de decir “si” cuando quise decir “no” y las consecuencias en arrepentimientos que de sangre mis muros mancharon, eslabones de hipocresía que el don de confiar me quitaron y eslabones de miedos irracionales que al ser humano mantiene desahuciado.

Camino y camino pero no lo consigo, encontrar el sendero de mi destino no lo consigo, cinco puertas que podría cruzar pero no lo consigo. Abrí una de ellas y mi conciencia arruinaron…personas que hacían cosas buenas, pero solo para causar un mal mayor. Ninguna otra puerta quise abrir después de esa, bajo la luz blanca que solo me cegaba y la idea de no idear mi vida entre lo bueno y lo malo neutralizaba, sin saber en qué dirección ir porque el sentido de moral que guía mi vida entre cadenas se ahogaba.

Esperar con mi único amigo, el señor tiempo, que de canas mi cabeza llena, que me maquilla el rostro de manchas y arrugas para mi cita con la muerte, a ver si puedo al menos rechazar su propuesta y vengarme por haberse retrasado en nuestra primera cita, sin embargo me conquistó, al decirme que de las cadenas que rodeaba mi cuello podría cortar con su oz, ya era la hora o eso pensé… hasta que la alarma sonó y mi sueño de ser libre se arruinó.

Sonrisa, elegancia y buena actitud eran la llave, una máscara de pétalos de rosas que los eslabones cubrieron y solo así conmigo simpatizaron, sin embargo rechazaba a quienes también llevaban una máscara. Solo los que estamos disfrazados podemos ver a otro cegado encadenado.

Llegar a casa donde todo se marchita, los pétalos secándose y dejan a la vista las cadenas…ayúdenme, sálvenme, mátenme ¿De qué sirvo? ¿Para qué existo? ¿Dónde pertenezco? Preguntas rutinarias que mi alma atosigan. Resignado a mi sombra que en forma de cadenas se presenta…rompiendo espejos y tirando cucharas de plata, no quería ver mi reflejo, no quería sentir lástima por mí mismo, quería cambiar y ser el orgullo de mí mismo.

Río de sal deslizándose por mis ojos hasta mis manos ensangrentadas, se diluían entre sí, y con oxido de cadenas un líquido negro y espeso se formaba, un trozo de papel y la pluma de un pájaro logré tomar…surrealista como Neruda, elegante como Borges o pasional como Márquez, ninguno de ellos era, pero un eslabón se agrietó cuando en la palabra me encontré yo.

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