Día 1: Han acondicionado el aula de la escuela como sala de espera y el despacho del profesor lo han hecho consulta. Está bien.

Las ventanas dan a la plaza. Se ven las casonas porticadas y el ayuntamiento. Más a la derecha, como apartado del conjunto histórico, un mamotreto de hormigón todo desconchado.

Mi primera paciente, la señora Engracia, 82 años.

Día 100: El invierno está siendo duro. La gente mayor, la gente, no recuerda uno tan lluvioso y frío en años.

Este invierno es mal compañero para mis abuelillos. También para el mamotreto. El techo está lleno de musgo y se han caído varias tejas.

Engracia me cuenta que el mamotreto fue la plaza del mercado y que cuando ella era joven -y guapa- los martes había mercadillo y que los primeros jueves de cada mes se celebraba una feria de ganado y llegaban muchos forasteros, incluso de la capital, y había tratantes, arrieros, veterinarios,… y hasta carteristas, porque de aquellas se movían muchos duros y de ahí el cuartelillo de la Guardia Civil.

Que cosas.

Día 365: La tormenta de piedra se llevó medio tejado del mercado. Han venido los bomberos de la Diputación a cercarlo.

Hoy toca quedarse por la tarde. Papeleo. Migrar el historial de Engracia a otro centro. Sus hijos se la llevan a la ciudad. Después de la operación de cadera no quieren que vuelva y esté sola. Hacen bien. Vino a despedirse y a decir que está contenta, que así pasará más tiempo con sus bisnietos, que son muy guapos (que es cosa de familia).

Día 750: Las nuevas plazas van saliendo. He solicitado la capital. Aquí no he dicho nada. Me da vergüenza.

En casa, en la ciudad, creen que mucho mejor allí y entonces doy explicaciones: bien por el coche, bien por estar al lado de casa, bien porque el trabajo del día a día va a ser más fácil…, mal porque aquí conozco a todo el mundo, porque me saludan y soy alguien, porque no hay día que vuelva a casa sin verdura, huevos, miel o dulces,…

Día 999: La nueva doctora parece muy competente. Le he dado mi móvil personal para cualquier duda.

Me despido.

Día 1000: El ambulatorio está sin estrenar. Va a dar servicio a un barrio que acaba de construirse.

Engracia vive aquí con uno de sus hijos. Iré a visitarla. Está bien. Le contaré que se jubiló Don Jacinto y que no le han sustituido, que ahora comparten cura con Villanueva y que la gente no está nada contenta. También que un forastero quiere hacer una residencia de ancianos en el mercado.

Buen negocio,… durante 20 años.

Día 1001: Tengo que ponerme las pilas en pediatría.

Mi primer paciente, Jonathan José, 8 años.

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