Lo reconozco: amo a Ángeles.Y no me importa reconocerlo públicamente. Me da igual lo que piensen de mí. Loco, borracho, papanatas, perdidamente enamorado. Me da igual.

No, no es un amor fou, un amor loco de juventud, ni un apasionado flechazo de los que aparecen de forma senil y pueril en personas mayores, fruto de la proximidad de la muerte.

Es sencillamente la realidad, Los amo. Amo a los ángeles.

Es así. Sencillo. Y de modo especial, amo a mi Ángel Custodio, que me ha salvado la vida. (A ello iré luego) . No me llamó especialmente la atención el Dogma de la Iglesia Católica en materia de ángeles. Fui educado en la Fe católica y muchas de esas doctrinas las aceptas de modo inconsciente, son fruto de la neuroplasticidad del cerebro que se adapta a cualquier combustible que le suministren cuando eres un tierno infante.Te dicen desde pequeñito que

existe el ParáclitoY tú lo crees, o haces que te lo crees, porque tienes la disposición y la edad para ello.

Pero es más adelante, cuando ya está tu personalidad plenamente formada, cuando aceptas de verdad la Fe. Y se refleja en el Sacramento de la Confirmación que, a mi humilde modo de ver, es mucho más válido que el Sacramento del Bautismo, que te lo administran al nacer , sin poder decidir. Siempre es más válido la aceptación de un dogma de forma voluntaria que cuando te viene impuesto.

Bueno, dejo el Sermón y concreto. Toda esta parafernalia viene a colación con que mi noción de la existencia de los ángeles es reciente. Fui poco creyente en supecherías o en temas que no pudiera demostrar de forma científica. Me parece una tontería discutir por temas de religión. O de política. Yo , en éste artículo, siguiendo mi inveterada costumbre de meterme en charcos, tocaré ambos temas. Me van a caer chuzos de punta.

¿Cuántos ángeles pueden bailar sobre la cabeza de un alfiler?, “ se preguntaban los bizantinos, sumidos en eso, en discusiones fútiles. Por eso se llaman bizantinas. Porque mientras ellos practicaban el onanismo mental, los turcos sitiaban Constantinopla y en Mayo de 1453 rompían sus murallas y les pasaban por la piedra. La ciudad se anegó de sangre. Los turcos mataron a todos. ( Luego le cogerían el gusto a eso de matar griegos y en 1921 volvieron a masacrar a la población griega, esta vez en Esmirna). La historia es cíclica y se repiten las barbaridades. Pero ese maldito día de 29 de mayo del 1453 los jenízaros mataron a los bizantinos, hombres, mujeres y niños y a todo el que se puso de por medio. Filósofos y Teólogos incluidos, que en eso los turcos fueron demócratas, Y Constantinopla pasó a llamarse Estambul. Y Santa Sofía se convirtió en mezquita. Dice la leyenda que los otomanos entraron cuando se estaba celebrando una misa ortodoxa, que la interrumpieron y mataron a todos los creyentes.La sangre anegó Santa Sofía.

Pero según la tradición, algún día Estambul volverá a ser Constantinopla y reanudará la misa interrumpida.

Por cierto, los turcos celebran a día de hoy la conquista de lo que ellos llaman Estambul y nosotros nos avergonzamos de la rendición o Capitulación de Granada el 2 de Enero de 1492. Pero para ello, para recordárnoslo ya están los flautistas con cánido.

No sigamos con la política casposa . Cambio de tercio. Para mi un tercio de Mahou, 5 estrellas, gracias.

Retomando el hilo conceptual de lo anteriormente expuesto. ¿Porque he vuelto a creer en los Ángeles?

Fecha: día 4 de Enero del 2017, a las 9,49 de la mañana, cuando tuve la CERTEZA de su existencia.

Lo explico.

Saco a pasear a mi perro.Voy con un poco de prisa. Estoy con dolor de cabeza del que sólo me salva mi amigo Ibuprofeno. No me queda café . Y salgo a tomarme un cortado urgente porque me duele la cabeza. He estado durmiendo mal y necesito la cafeína para hacerme funcionar. Hay un Bar al otro lado de la carretera. Un bareto, un sitio cutre, lo frecuentan peones camineros, escritores aficionados y agricultores con la piel requemada de trabajar de sol a sol donde tienen la pócima con xantina que mi cuerpo reclama. Ato al perro y salgo de mi casa medio sonámbulo con las legañas puestas. El perro se me escapa porque el collar al que he enlazado la cadena es el antiparasitario y es de plástico. Se rompe y se me escapa el animal. Hay una Carretera Nacional cerca. Y mi perro se me planta en medio del asfalto. Yo voy acelerado , más pendiente del cánido y medio dormido, y no me apercibo de que viene un coche a todo trapo. A 90 Km/h. Salto como un gazapo. Y por 0,4 décimas de segundo, no me atropella. Ni frena . Apenas a tisbo a ver la cara roja, y los cuernos del Hijo de Satanás que conduce.Yo siento el rebufo y como me ha pasado el bólido a ¿treinta centímetros? ¿veinte centímetros? de mi cuerpo . Temblando me quedo. Estoy vivo. Y el perro, también. Pero el aleteo de mi Ángel de la Guardia es perceptible. Hasta me parece ver unas plumas revoloteando. Me ha cogido del brazo y me ha salvado de morir atropellado de forma estúpida. Y el que quiera creerlo, libre es de hacerlo.

Ángeles. Ellos se ocupan de mis sueños. Son mis aliados. Me ayudan. Me han salvado de morir atropellado por un coche de la forma más tonta.

La existencia de los ángeles empieza exactamente donde termina nuestro pensamiento racional y lógico, donde termina nuestro mundo convencional y rutinario. Pasado éste límite, es posible encontrarlos. Sutiles, livianos, luminosos y velando por nosotros.

Los ángeles me enseñaron que las oraciones aprendidas en la infancia son una protección fortísima. Les amo por devolverme la magia, la fe en mis sueños, la confianza y mi vida.

Los Angeles, California, a 10 de Enero del 2017.

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