Ella, mujer tímida y triste. Llena de dudas e inseguridades, prefería pasar desapercibida y callar, llena de miedos y luchas internas, algunos la veían y la consideraban interesante, otros la deseaban, pero ella, ella solo sentía temor.

Este temor se debía a que años atrás, alguien con poco sentido le dijo “fea” y ella sin más se lo creyó. Desde ese momento su vida ha sido difícil, los tormentos de la inseguridad la perseguían a diario, esa… esa del espejo era ella, aunque no le gustaba nada lo que veía.

Con estas inseguridades, se construían pensamientos horribles, ella creía que no merecía el amor ni la admiración de nadie, tuvo tiempos difíciles, momentos de soledad e incomprensión. Ella se aislaba para no tener que afrontar el rechazo, y así hundida en estos pensamientos pasaba los días, los años, la vida.

Ella, muerta en vida, dejaba pasar sus mejores años prisionera de sus inseguridades, cuánto dolor y sufrimiento en la mente de ella, con escaso amor propio.

Pero siempre llega, llega aquel día en el que debes morir una y mil veces para volver a vivir, renacer, cambiar de piel y de pensamientos, y así llegó ese día en el que ella amaneció y decidió dudar, dudar de aquellas verdades absolutas, de aquellas mujeres de revista, de aquellas mujeres de la televisión.

Y así, decidió pensar que ella también podía ser hermosa, y ¿por qué no? De esta forma la duda era algo más allá que un pensamiento, era una oportunidad, una nueva vida. Así ella renació, se miró al espejo y vió algo diferente, se miró con ojos de amor y de aceptación, y solo así comprendió que la belleza está más allá del espejo, está en el corazón. Y como muchas otras cosas en la vida, el amor propio y la sensación de belleza es una decisión.

Ella, mujer fuerte, empoderada, capaz, aprendió a hablar a hacerse sentir. Ella mujer libre, libre de estereotipos que se deben cumplir, libre de cargas sociales que se deben asumir, libre de inseguridades que se deben sentir, libre. libre por fin.

Ella, firme y fuerte dispuesta a superarse a vivir diferente, a luchar por sus sueños, metas y anhelos… a encontrar el amor propio y permitirse sentir el amor compartido.

Ella, nacida, amada, segura, libre, renacida, nunca más triste, nunca más muerta.

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