Unos amigos sarasas entre verdes y maduros, pero cerca ya de la madurez, me hablaron, cierto día, sobre Brieva de Juarros, pedanía de san Adrián, en la provincia de Burgos, con fuertes ondulaciones de terreno y antiguos predios de cultivos cereal.
Cuando yo la visité, estaba más abandonada que un niño huérfano a la entrada de un hospital. Su entorno paisajista y natural es maravilloso, habiendo propiciado que parejas del mismo sexo y algunas, pocas, heterosexuales vengan los fines de semana, sobre todo, y a diario, a gozar al lado de su iglesia parroquial de san Martín, de origen románico, o justo al lado de la pequeña laguna que se encuentra a los pies de este pueblo abandonado por culpa de la emigración.
Nada más entrar al pueblo, me pareció un pedazo de calle con una bella iglesia y pocas casas, cerca de Burgos, en el Sendero Minero de Juarros, donde existen ruinas y restos del ferrocarril que transportaba las materias primas desde Monterrubio de la Demanda hasta Burgos.
Golpeé una puerta, por ver quien salía; apareciendo un pastor, que era el único habitante del pueblo, quien me dijo:
-Vuelve después, un poco más tarde, cuando haya terminado de recoger el ganado en el Aprisco.
OPINIONES Y COMENTARIOS