En aquellos años Estrella era joven. Una morena de raza gitana, ojos negros y pelo azabache. Solo tenia veinte tres años y había emigrado hasta Andorra para encontrar cobijo.

Al poco tiempo de conocerla, me di cuenta que su vida se tambaleaba en una cuerda floja. Para entonces, ya pertenecía al grupo de amigos.

Afortunadamente hace mucho más de una década, que no sé nada de ella. Pero esa mujer marcó mi vida.

Recién llegada del pueblo, acogida por Fermín, el dueño de un botánico escasos por aquel entonces en la ciudad, que le brindó un colchón sin catre ya que era lo único que podía ofrecerle por sus escasos ingresos.

Fermín había compartido idilio con su madre, una gitana desterrada por liarse con un payo. Ese hombre, decía no ser su padre, pero la amparó en su casa durante un tiempo, ya que de la misma manera que su madre ella también fue desterrada de la comunidad gitana por serle infiel a su marido. El que le amenazó con matarla si volvía por el pueblo.

Por aquellos años, yo era joven e inocente, si no recuerdo mal aun no tendría los veinte años cumplidos. Pero ya me había independizado, trabajaba y compartía piso con una hermana mayor.

A la sazón, mi grupo de amigos y yo solíamos frecuentar una horchatería muy conocida en el país. Un día, David me comentó sé que había enamorado desde el primer momento que la vio. Ella comenzó a trabajar de camarera y desde el primer día iniciaron sus coqueteos.

Aquel romance comenzó con furia, pero ella, en cuanto bebía algo de alcohol, le recordaba todo lo que amaba a su exmarido, y David, enamorado hasta la medula le lloraba a su mejor amigo que en aquel momento era mi pareja.

Después de un tiempo nos dimos cuenta de que Estrella era alcohólica, aunque no éramos del todo consientes de su adicción, pues nunca le impedimos que lo hiciera.

Después de las continuas discusiones entre ellos, dejaban de verse por varios días. David se desahogaba con mi novio, y ella venía a mi casa, donde comía, dormía y se aseaba. En alguna ocasión, recuerdo tener que llevarla a urgencias. Pues su estado de embriaguez era preocupante.

Aquella relación era un infierno, David había cambiado, estaba deprimido y dejó de venir con el grupo. Pero Estrella, no. Para Estrella era muy cómodo tener una amiga que le diera un plato de comida y un lugar donde poder dormir cuando se emborrachaba.

En alguna ocasión cuando lo dejaban, David me llamaba para que le aconsejara y hablara de ella. Una de las veces, sin pensar en las consecuencias, se me ocurrió aconsejarle que se olvidara de ella, que se estaban haciendo sufrir inútilmente y que aquella relación no llegaría lejos.

Después de un par de días, Estrella se presentó en mi casa hecha una furia, me reprochó mi imprudencia y me amenazó diciendo que no me cruzara en su camino o de lo contrario no respondería de sus actos. Aunque intenté explicarle que lo que dije fue con la mejor intención para ambos, no me escuchó. Para mí fue un gran golpe, sinceramente lamenté mis palabras aconsejadas.

Dejé de verla durante unos días, decidí no meterme en aquella relación, ni para bien, ni para mal. Nunca le reproché a David por desvelarle mi consejo y supongo entendió mi actitud al no querer hablar de su relación.

Pero claro, Estrella no tenía a nadie en Andorra, enseguida necesitó de un alma caritativa que le diera comida. Después de varios días, picó a mi puerta. Al abrir, se me quedó cara de espanto ya que parecía no recordar que me había amenazado. Aun así la escuche y no pude dejarla ir sin comer. Como podéis imaginar, ella con toda confianza buscó por los armarios cualquier bebida alcohólica que le calmara el ansia de su adicción.

Esa tarde, hablamos sobre el tema y me dijo algo así como: que me perdonaba, pero que no olvidaría lo ocurrido hasta habérmelo hecho pagar, ya que la había traicionado y ella necesitaba venganza. Por supuesto después de eso me alejé por completo, ni siquiera con mi pareja quise hablar más del tema.

Al tiempo, en el grupo se comentaba que ya estaban viviendo juntos.

Un fin de semana yo me encontraba mal y no quise salir. Después de esa noche, mi novio dejó de llamarme sin motivo y aunque yo reiteradamente le llamé para obtener una explicación, no la tuve de inmediato. Caí en una depresión, en la que me recluí en casa e incluso me costaba la vida salir para trabajar y tuve que coger la baja laboral por un tiempo.

Pasados varios meses, me enteré que David, había tenido una discusión muy fuerte con mi ex, tanto, que incluso llegaron a las manos. De ahí, vino la explicación de lo ocurrido por parte de otros amigos del grupo.

Me revelaron, que la noche en la que no quise salir y que a posterior mi pareja me dejó sin una explicación. Esa misma noche, Estrella le pidió incansablemente a mi ex que la besara y aunque él la rechazó en muchas ocasiones, ella insistió agarrada a su cuello, manoseándolo, avivando su deseo sin poder despegarla. Oyeron como le decía que no pararía hasta follar con él. Según me explicaron, mi ex, en un arrebato se marchó del lugar de baile, pero ella se fue tras él.

Afortunadamente, los años no pasan en balde, y toda experiencia de una u otra manera da conocimiento.

Estrella marcó mi vida, y aunque hoy la recuerdo como alguien que lacró en mí una mala experiencia, no le guardo ningún rencor. Pero prefiero seguir sin verla.

Lo último que supe de ella fue que la expulsaron del juicio en la que la hija de ambos deseaba vivir con su padre en lugar de con su madre. Estrella fue expulsada por insultar, maldecir y escupir a David ante el juez.

¡Sinceramente deseo que sea feliz!

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