Si vienes no golpees mi puerta, solo entra.

Aunque ya no estaré aquí encontraras tus objetos

entre fragmentos de mi alma.

Ellos te dirán que me llevaron las nubes del verano

a caminar sobre las hojas de los otoños

que aún no he pisado.

Escríbeme tus cartas sobre las crestas de las olas,

y por favor no dejes espacios entre palabras,

tus silencios me matan.

Me voy a un lugar llamado áfrica

en busca de ojos distintos, de pieles no tan blancas,

y sin las nieves que marcan

los caminos cansados y gastados por mis porfías.

Voy a volar muy alto sobre el mar

para evitar mojarme con sus aguas,

ya no soportaría encontrarme

con una de mis lágrimas.

Voy a descubrir un sol que dicen que evapora los sueños

cuando pisas las arenas resecas del desierto,

y voy a sumergirme en olores distintos

y a conocer sonrisas dichas en Najamba.

Quizás mis sueños me regresen algún día

o quizás me inspiren las siluetas de otros Aconcaguas

cuando una briza osada se aleje de este continente

y me acerque los perfumes de jarillas mojadas.

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