Tocaba como un ángel, parecía que las teclas del

piano cedían a su simple presencia. Ella era de esas

almas melancólicas que sufren en silencio con

sonrisas en el rostro.

Verla dolía era como si por medio de la melodía

pudiera transmitir el dolor de su alma. Lucia como

un libro viejo y maltratado.

Mirada perdida, estaba sin estar, respiraba sin respirar

y viva sin vivir, siempre con la esperanza de que algo le

diera sentido a la absurda existencia del ser.

¿Cómo se libera un ángel? ¿Cómo se le devuelven las alas?

Y mas importante aun ¿Cómo puede ayudar un alma incompleta

a un alma destrozada y triste? ¡como quisiera ayudar al pobre

alma! Pero no podemos correr el riesgo de abandonar

nuestras propias alas para dárselas a alguien mas; tan solo

puedo resignarme a escuchar su agonía en forma de

preciosos versos, y compartir la melancolía ajena.

Porque a veces no nos toca ser héroes ni salvadores,

a veces solo nos toca ser espectadores del derrumbe

incontrolable de un alma. Y al derrumbarse un alma,

las nuestras también se quiebran un poco..

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