Buscamos viajar para olvidar un poco la rutina, librarnos de los problemas y tormentos que nos rodean, dejar el estrés aun lado. Pero mi viaje comenzó con eso, estrés.
Todo comenzó un miércoles por la mañana al recibir un mensaje con la invitación de un fin de semana lejos, una cabaña, el bosque y buena compañía. Como bien sabíamos que el vernos y estar juntos es complicado era una gran oportunidad de pasar un fin de semana acompañados así que ambos haríamos lo posible para ir.
Resulto fácil pedir permiso, aunque generalmente no soy buena en las mentiras en ese instante todo se veía como si en verdad fuera a ir con una amiga. Llego el sábado por la tarde, momentos antes de irnos, mi madre me dejo en casa de mi amiga, lucia bastante tranquila y solo se despidió con un «cuídate y disfruta»
Pasaron unos minutos y el llego por mi, todo empezó tan emocionante pero fue cambiando a una gran preocupación por ser descubierta, y si me pasaba algo que iban a pensar, si ya no regresaba a quien iban a culpar. Una ola de pensamientos negativos me inundaron y todo se veía mal, no sabia que haría si me marcaban y querían hablar con mi amiga, pase los primeros minutos en el carro sin hablar solo pensando en todo lo malo que nos podría pasar.
Mi novio al verme se dio cuenta que algo me pasaba, como si ya supiera lo que pensaba se limito a preguntarme como había estado mi mañana, empece a narrar lo que iba del día olvidándome de todos los pensamientos que tenia.
Cada kilómetro que recorríamos iba dejando atrás todo lo negativo; mientras platicábamos, cantábamos y comíamos se convertía en un viaje soñado.
Después de 3 horas y media de camino llegamos a nuestro destino, Mazamitla, la calle principal y sus alrededores se caracterizan por su fachada pintada de blanco con puertas de madera y su techo de teja, es un lugar hermoso. Buscamos el bosque en donde ya nos esperaban sus amigos, después de media hora mas de camino hacia la cabaña nos topamos con ellos, mientras nos bajamos del coche vi a los lejos un columpio colgado en un árbol que combinaba perfecto con la cabaña pintada de rosa y rodeada de coníferas, se podía sentir el aire mas puro y el frió por un día lluvioso.
Al entrar a la cabaña me presento con sus dos amigos y la respectiva novia de cada uno ya que era la primera vez que los veía, bajamos nuestras cosas para dejarlas en la habitación e ir a buscar algo para cenar, nos dimos cuenta que eramos los únicos en las cabañas que se encontraban y empezaron las bromas sobre los temas y películas de terror, nos causaba gracia pero en el fondo una inquietud por ser los únicos ahí, decidimos bajar al centro a buscar algo.
Caminando entre las calles tomada de su mano, conociendo los alrededores, apreciando la iglesia en el centro del jardín, todo se reducía a ese momento, en donde nadie nos juzgaría por estar juntos, solo eramos el y yo.
Encontramos un buen lugar para cenar, al terminar caminamos de regreso al coche para poder volver a la cabaña. De regreso ya había caído la noche, la única luz que nos guiaba era la del coche, subiendo el camino hacia nuestro destino sin darnos cuenta iba detrás nuestro una camioneta, los 6 volteamos hacia ella y en ese momento apago sus luces, se tenso el momento ya que la situación actualmente no es muy segura, sin saber quien era o que hacia sin sus luces prendidas continuamos el camino sin decir ninguna palabra.
Había un momento en el que el camino se dividía en dos, en ese momento sabríamos si se estaba quedando abajo o nos estaba siguiendo ya que sabíamos que eramos los únicos en el camino que seguía para arriba. Subimos y solo vimos como la camioneta continuaba su camino para abajo.
Llegamos a la cabaña, empezamos a platicar y beber mientras jugábamos con una pirinola. El tiempo se fue muy rápido ya que todo era muy fluido y agradable, pero a media noche se apago todo, nos quedamos sin luz ya que era por medio de gasolina y se había terminado, con un poco de leña y las luces de los celulares pudimos alumbrarnos un poco mas.
Ya todos cansados decidimos subir a dormir, nos alistamos y antes de acostarnos sentí las manos de mi novio rodeando mi cintura, sentía su respiración, me gire hacia el y nos besamos.
Llegada la mañana nos levantamos temprano para bajar al centro y asistir a un tour por el pueblo. Recorrer las calles tan emblemáticas de ahí conociendo costumbres, sus lugares turísticos y las tradiciones que tenían, todo se veía tan hermoso con la lluvia cayendo, sin importar mojarnos seguimos disfrutando lo que nos ofrecía la naturaleza, solo quedaba congelar esos momentos para nunca olvidarlos…
El día casi terminaba y la hora de regresar se aproximaba, dadas las 6:00 p.m. alistamos nuestras cosas para regresar a la realidad. Lo único que nos quedaba era disfrutar el camino de regreso a la ciudad.
Con nuestras manos unidas, nos miramos y solo pude agradecer por haberme llevado a tan hermosa aventura.
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